Mientras decenas de personas se manifiesta día y noche ante el tribunal londinense que estudia el último recurso de Julian Assange, el periodista australiano fundador de Wikileaks, contra su extradición a Estados Unidos --donde, en el mejor de los casos podrían condenarle a 175 años de cárcel por la publicación de documentos confidenciales y cables diplomáticos relativos mayoritariamente a los abusos cometidos por el ejército estadounidense en los conflictos de Afganistán e Irák lo que significaría una condena a perpetuidad, aunque no hay que descartar tampoco una sentencia de pena de muerte- en el interior del tribunal los abogados de Assange han intentado durante dos días, sin la presencia del acusado, ausente por su precario estado de salud, convencer a los jueces de que se trata de un asunto exclusivamente político, al tiempo que han evocado el “riesgo de suicidio” de su cliente en caso de una decisión desfavorable.
En la noche del jueves 22 de febrero de 2024, los
dos magistrados del Tribunal Superior de Londres que se ocupan del caso de
Assange, han anunciado que tardarán al menos dos semanas, y en ningún caso será
antes del 5 de marzo, en decidir el futuro del acusado, quien, entre unas cosas
y otras, lleva más de doce años preso en Inglaterra sin que le hayan condenado
por ningún delito, los últimos de los cuales los ha pasado en prisión
preventiva en la cárcel de alta seguridad
de Belmarsh, en Londres.
La denuncia por “traición de Estados Ynidos incluye
“dieciocho delitos de espionaje e intrusión informática por las revelaciones,
publicadas en su portal WikiLeaks en 2010 y 2011 denunciando crómenes de guerra
en las guerras que tuvieron como escenarios Irak y Afganistán. Ahora, los
magistrados londinenses van a pronunciarse sobre la orden que aceptaba la extradición
firmada en junio de 2022 por la entonces
ministra de Interior, Priti Patel. En el
caso de que los magistrados acepten el recurso, se iniciaría un nuevo juicio
que podría prolongarse durante años; si la deniegan, se pondrá en marcha el
procedimiento de su extradición a Estados Unidos. En este caso, la defensa de
Assange intentará un últim y definitivo recurso ante el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos.
Julian Assange,de 52 años, quien se ha convertido en un símbolo de las
amenazas que pesan sobre la libertad de prensa en todo el mundo, lleva 12 años sin pisar la calle en el Reino
Unido : siete de ellos refugiado en el embajada de Ecuador, que le amparó
durante el gobierno de Rafael Correa, y otro cinco en la cárcel de Belmarsh.
Sus partidarios le consideran un
héroe de la libertad de expresión y el periodismo de investigación, perseguido
por denunciar las violaciones de la ley internacional y de los derechos humanos
en todo el mundo, cometidas por el gobierno de Washington: "Es un ataque a
todos los periodistas en todo el mundo - ha asegurado Stella Assange,
su esposa, en el exterior del Alto Tribunal que le juzga en Londres - Es un
ataque a la verdad y al derecho del público a saber".
En varias ciudades europeas, como
París, Roma o Milán, han tenido lugar manifestaciones de apoyo a Julián Assange
y pidiendo su libertad. La de Madrid ha tenido lugar delante de la embajada
estadounidense, mientras que en Barcelona la concentración ha sido frente al
consulado británico.
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