Bob Marley dio a conocer el reggae al mundo. En los comienzos de los años ’70, la descolonización llevó la violencia a las calles de Jamaica, las bandas armadas apoyaban a los dos políticos que en aquel momento pretendían dirigir el país: Michael Manley et Edward Seaga eran los rivales que se disputaban el poder. Bob Marley nunca perteneció a ningún partido aunque sus canciones transmitían mensajes políticos. El 2 de diciembre de 1976, en vísperas de un “concierto de reconciliación” que había organizado, un comando le disparó mientras se encontraba en un ensayo. Herido en un brazo, Bob Marley celebró el concierto tres días más tarde. Su tensón y su combatividad contribuyeron sobremanera a la leyenda.
”Bob Marley: One Love” (1) –anunciado como una biografía
que en realidad es una foto fija de los años triunfales del músico- quiere ser una
celebración de la vida y la música de un icono que ha inspirado a las
siguientes generaciones mediante sus mensajes de amor y unidad, Solo tenía 36
cuando murió, a consecuencia de un cáncer, en 1981.
Hay mucha música buena y muy poco de la
complejidad del mejor intérprete que ha tenido el reggae en esta película –que es
un proyecto familiar de homenaje público y privado- dirigida por Reinaldo Marcus
Green (“EL método Williams”, biografía sobre las hermanas tenistas Venus y
Serena Williams) y producida por Ziggy Marley, la hija mayor del músico cuyas
canciones conservan la popularidad cuando ya han transcurrido 43 años de su
muerte.
Participan en el largometraje los actores
británicos Kingsley Ben-Adir (“Barbie”, “Secret invasión”) y
Lashana Lynch (“The woman King”, “The Marvels”), interpretando a la pareja Bob/Rita
Marley, junto con James Norton, Tosin
Cole, Umi Myers, Anthony Welsh, Nia Ashi, Aston Barrett Jr., Anna-Sharé Blake,
Gawaine “J-Summa” Campbell, Naomi Cowan, Alexx A-Game, Michael Gandolfini,
Quan-Dajai Henriques, David Kerr, Hector Roots Lewis, Abijah “Naki Wailer”
Livingston, Nadine Marshall, Sheldon Shepherd, Andrae Simpson y Stefan A.D Wade.
Medio documental
medio ficción, en la película se escuchan muchos de los grandes éxitos de
Marley junto a su grupo Los Wailers, canciones que siguen sonando
encantadoramente frescas, en imágenes grabadas en conciertos y en algunas
sesiones de estudio. Uno de los aciertos del largometraje sea haber rodado en
Jamaica, con actores y músicos jamaicanos, lo mismo que centrar la historia en
torno al momento en que la carrera dr Bob Marley alcanzaba su apogeo, la época
de « Rastaman Vibration » y « Exodus », y el momento clave
del concierto histórico « One Love Peace », que Marley celebró en Kingston,
la capital jamaicana, en abril de 1978, que representó un auténtico reto
político y en el que logró reunir a los
dos rivales que en aquel momento se disputaban a sangre y fuego el gobierno de
la nación demostrando que la convicción, el mensaje de unidad que transmitía y
su talento de compositor, podían ir mucho más allá de la música.
El actor británico
Kingsley Ben-Adir no se parece demasiado a Bob Matley, aunque el parecido es
menos importante que la interpretación, relativamente conseguida, al contrario
de lo que sucede con la también británica Lashana Lynch, en el papel de Rita
Marley, madre de una numerosa descendencia de la que el músico se ocupó lo
menos posible. Tampoco aparecen en la película las zonas oscuras de sus adicciones
e infidelidades, ni se menciona su relación con Cindy Breakspeare, con la que
tuvo un hijo, Damián, nacido en 1978. Unos cuantos flash-backs nos hablan del
padre blanco al que nunca conoció, y de su descubrimiento del “rastafarismo”, religión
nacida en Jamaica en los años 1930 de la que fue devoto.
En “Bob Marley:
One Love” -que adopta el título de aquel famoso concierto y aprovechando la
coyuntura se estrena en este “día de los enamorados”- escuchamos varias canciones del álbum “Exodus”,
publicado en 1977 y considerado como el apogeo creativo del reggae y el disco
que propulsó a Bob Marley a la escena internacional; así como los títulos “Get
Up, Stand Up”, escrita en 1973 al regresar de un viaje a Haití, un himno que
invita a levantarse contra la injusticia y por la igualdad; “Jamming”, una de
sus canciones más conocidas cuya letra subraya el coro I-Threes, del que
formaba parte Rita Marley; “Exodus”, una canción militante y con mucho ritmo,
en la que mezcla la historia bíblica de la expulsión de los judíos de Egipto
con la de los rastas marginalizados, a quienes insta a partir hacia la tierra
prometida, que en su caso es Africa, y que fue la primera canción afroamericana
que emitieron las emisoras de radio estadounidenses,
“Natural Mystic”,
una meditación “melancólica y fatalista sobre la injusticia y las contradicciones
de la vida” compuesta en 1977; “Simmer Down”, canción de 1963 en cuya letra se
pide a las violentas bandas jamaicanas que se tranquilicen. La famosísima y tantas
veces versionada “No Woan, No Cry”, perteneciente al álbum “Live!” de 1975, en
la que Bob Marley pide a una mujer, seguramente la suya, que no llore y siga
adelante, y recuerda los comienzos de su vida de pareja en el ghetto de Trenchtown, cundo eran felices
compartiendo un plato de sopa. Marley registró esta canción a nombre de su
amigo de la infancia Vincent Ford, quien regentaba un comedor social, para que
pudiera seguir dando de comer a los más pobres con el dinero de los derechos de
autor.
“One Love”,
inspirada en el hit de 1965 “People Get Ready” y convertida en un clásico a
partir de la versión que pone el broche final al álbum “Exodus”, es una plegaria
sobre el amor fraterno y la unidad de la humanidad, en la que Marley reafirma
su fe en el dios de la religión rastafari (Jah). Y, finalmente “Redemption Song”,
que suena como una despedida compuesta cuando al rey del reggae ya le habían
diagnosticado un cáncer, con un estribillo en el que incita a escapar de la “esclavitud
mental” y entonar “cantos de libertad y redención”.
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