“Un paseo burgués por una Europa de tarjeta postal: acordeón en la cave parisina, Vespa por las calles de Roma… y en cada escena un vestido satinado nuevo, tan nuevo que esperamos ver aparecer la etiqueta en la espalda de la protagonista” (Le Polyester)
“Viaje hacia el desierto” (“Ingebord Bachmann. Reise in die Wüste”), dirigida por Margarethe von Trotta ( “El honor perdido de Katharina Blum”, “Los años de plomo”, “Rosa Luxemburgo”, “Hannah Arendt”, “Las hermanas alemanas”) y protagonizada por la actriz luxemburguesa Vicky Krieps (“El hilo invisible”, “Abrázame fuerte”- https://aqui.madrid/abrazame-fuerte-de-mathieu-amalric-una-mujer-que-se-va/, “Tiempo”, “La emperatriz rebelde” - https://aqui.madrid/la-emperatriz-rebelde-de-marie-kreutzer-una-version-moderna-y-feminista-de-sissi/ , “Los tres mosqueteros. D’Artagnan”), es un biopic sobre la escritora austriaca Ingeborg Bachmann, con especial atención a la apasionada relación amorosa que mantuvo con el dramaturgo suizo Max Frisch, interpretado por el alemán Ronald Zehrfels (“Barbara”, “Phoenix”, “Fritz Bauer, “Un héroe”- https://aqui.madrid/un-heroe-de-asghar-farhadi-el-circulo-vicioso-de-la-mentira/ ).
La película –demasiado tópica y demasiado evidente en
ocasiones-, en la que sobresale la interpretación de la pareja, se interesa por los cuatro años que pasó
Bachmann junto a Max Frich en Zurich y el viaje que emprendió a través del
desierto, junto a un joven amigo homosexual, para reencontrarse a sí misma y a su
escritura.
La
escritora y poetisa Ingeborg Bachmann se
encontraba en la cima de su carrera cuando, en 1958, conoció en París a Max
Frisch. Ambos vivieron un amor apasionado que en los momentos más agudos
degeneró en autodestrucción. La pareja se amó y se odió durante cuatro años, en
los encuentros que tuvieron en París, Roma y Zurich, especialmente en esta
localidad suiza donde montaron una especie de hogar que, desde el primer
momento evidenció todos sus fallos y carencias, fundamentalmente el aspecto más
machista del celoso dramaturgo que defiende la continuidad de los roles
tradicionales de la pareja, frente a la necesidad de Ingeborg de sentirse libre
y preservar algunos aspectos de su intimidad. Ingeborg tenía amigos anteriores
que intentaron ayudarla en los momentos más problemáticos: entre ellos el
editor Hans Werner Henze y el joven Adolf Opel, periodista vienés y hombre de
letras, quien le invitó a hacer un viaje al desierto para intentar curar el sufrimiento
que le había causado la separación de Frisch. Allí, en una especie de viaje
purificador, al calor hostil del
desierto Ingeborg rememoró los años pasados junto a él, al tiempo que fue recuperando
poco a poco la esperanza, y la voluntad de vivir.
Cuando ha transcurrido medio siglo de la trágica
muerte de Ingeborg Bachmann, en 1973 a la edad de 47 años, en un hospital romano
tras haberse quemado en el incendió que provocó al dormirse con un cigarrillo
encendido en la mano –probablemente después de ingerir sedantes y neurolépticos
como tenía por costumbre- la escritora
sigue siendo un mito en Austria y en particular en la ciudad de Klagenfurt,
donde nació y está enterrada, y donde están transformando su casa natal en un
museo. El país también ha celebrado el aniversario con exposiciones sobre su
obra y la correspondencia que intercambió con Max Frisch, el escritor francés
Paul Celan y el poeta italiano Ungaretti, y se ha recuperado la película “Malina”,
basada en la única novela escrita por Ingebord, realizada en 1991 por el director
alemán Werner Schroeter.
La suya
es una influencia que perdura y ha traspasado fronteras. Es difícil hacer un
resumen de su obra ya que, aunque destacó como poetisa también escribió ensayos,
una novela, guiones y obras dramáticas cortas para la radio, colaboró en la
prensa de su país y tradujo a escritores
de otras latitudes, especialmente al italiano Ungaretti. También fue libretista
para el compositor Hans-Werner Henze. La experiencia de la segunda
guerra mundial jugó un papel importante en sus escritos. En un puñado de páginas
que tituló « Diario de guerra », Ingeborg Bachmann contó la vida de la
joven de 18 años en su ciudad natal, sola en la casa familiar cuando empezó el
bombardeo aliado. Su padre había ido voluntario al frente y su madre se había
trasladado, con la hermana mayor y el hermano pequeño, a la pequeña casa de
vacaciones que la familia tenía en Vellach. Según la Premio Nobel de Literatura
Elfriede
Jelinek “por medios radicalmente poéticos, Bachmann ha
descrito la continuación de la guerra, de la tortura, de la aniquilación, en la
sociedad y en las relaciones entre hombres y mujeres”.
Escritora
desde la infancia, Ingeborg Bachmann, nacida en 1926, cursó estudios de
derecho, filología germana y psicología, especializándose en filosofía con una
tesis de doctorado sobre Heidegger, en la Universdad de Viena, en 1950. “Es
característica de su obra la imbricación entre poesía y prosa, entre ficción y
ensayo, entre literatura y filosofía, entre literatura y música, lo que impide
hacer una categorización muy estricta (…) Ingeborg Bachmann era
una persona que cruzaba fronteras, tanto en su obra como en su vida vagabunda”.
(Françoise Rètif, ensayista, especialista en literatura alemana y austriaca).
En “Viaje hacia el desierto” (1), que en realidad es un homenaje a la escritora -de realización muy clásica, algo
torpe pero entretenido-, la directora alemana Margarethe von Trotta, Premio del
Cine Europeo por el conjunto de su carrera, a sus más de 80 años ha optado, en
el largometraje que hace el número dieciocho de su carrera, por una refinada narración de ida y vuelta, de
saltos en el tiempo entre el pasado y el presente, entre los malos recuerdos y
la esperanza de encontrar otros horizontes, más centrado en la vida personal
que en el trabajo de la escritora, que apenas se evoca en algunas escenas de
lectura de textos y entrevistas para la prensa.
En todas las ocasiones, Ingeborg
Bachmann aparece rodeada de hombres, apenas alguna mujer más pasa por la película (la joven que es causa final
de la separación de la pareja). Ciertas escenas caseras, que huyen
deliberadamente del panfleto feminista, presentan
a la poetisa como una mujer frustrada que grita sus deseos de liberación; se
trata de situaciones un tanto forzadas
en el relato cinematográfico que, en fin de cuentas, es una historia de celos y
de ruptura de lo más clásica.
(1) “Viaje hacia el desierto” se puede ver en
los cines de Madrid a partir del viernes 19 de enero de 2024.
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