El periodista australiano Julian Assange, fundador de Wikileaks, quien se encuentra en la cárcel de alta seguridad de Belmarsh, en Londres, pendiente de que se resuelva la demanda de extradición a Estados Unidos, donde pueden condenarle a casi doscientos años de cárcel por sus revelaciones sobre los crímenes de guerra cometidos en Irak y Afganistán, ha conseguido una victoria parcial en el Alto Tribunal de Justicia de Londre que le autoriza a apelar en el Tribunal Supremo su extradición.
El mismo tribunal, el pasado 10 de diciembre de 2021, había anulado otra
sentencia que negaba la extradición de
Assange, de 50 años, a Estados Unidos, donde está acusado de diecisiete
cargos, entre ellos los de “espionaje” y “conspiración”, por la difusión en Wikileaks de más de 700.000 documentos
clasificados sobre las actividades militares y diplomáticas de ese país, en particular
en Irak y Afganistán a partir de 3020.
Los abogados de Assange disponen ahora de 14 días
para presentar el recurso ante el Tribunal Supremo británico que, en caso de
aceptarlo, examinará las garantías dadas por el gobierno de Estados Unidos
sobre el trato que recibiría Julian Assange en caso de ser extraditado. El Tribunal
Supremo podría tardar varios meses en
dar a conocer su sentencia.
“Este asunto -ha declarado Rebecca Vincent,
directora de campañas internacionales de Reporteros sin Fronteras (RSF)- tendrá
fuertes implicaciones para el periodismo y la libertad de prensa, y podría
crear un gran precedente”.
RSF
ha expresado también una gran preocupación por los riesgos que corre la salud
física y mental de Julian Assange, dada su prolongada detención en la prisión
de alta seguridad de Belmarsh. Un peligro que aumentaría considerablemente si
finalmente fuera extraditado a Estados Unidos. Según ha sabido la organización
de defensa de la libertad de prensa, Assange sufrió un mini infarto cerebral en
la cárcel, el 10 de diciembre pasado, mientras se celebraba la vista de su recurso
en primera instancia.
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