“Mindanao”, cum laude para Carmen Machi
Finalista
al Premio Forqué al Mejor Cortometraje y a los IV Premios Berlanga y preseleccionada
para los Goya 2022 en la misma categoría, la ficción “Mindanao”, un corto sobre
la corrupción en primera persona dirigido por el valenciano Borja Soler (“Antidisturbios”)
y excelentemente protagonizado por
Carmen Machi –a la que acompaña Paulina García, actriz chilena, inolvidable “Gloria”-
antes de estrenarse ha conseguido ya siete premios al mejor en su género, más
otro a la mejor actriz, mientras continúa su presentación en festivales
nacionales e internacionales; los más cercanos Alcine50, LesGaiCineMad y el
Festival de Cine de Zaragoza.
Mindanao es el paraíso prometido, casi una utopía, el lugar a
donde Amparo –no podía llamarse de otra manera el gran amor de la alcaldesa “de
algún lugar del Levante”- quiere llevar
a Marisol escapando de la alargada sombra de la justicia que le espera detrás
de la puerta. Y ni siquiera, porque en este cuento en el que todos son “malos” la
justicia da una patada a la puerta y entra para llevarse a su presa.
La alcaldesa Marisol,
acusada de corrupción, tráfico de influencias y blanqueo de dinero, pasa sus últimas horas de libertad en la
habitación de un hotel, acompañada por su séquito habitual (su mano derecha en
el partido más conservador que pueda imaginarse, el empresario que le ayudó a
construir su imperio y se enriqueció con sus regalías, una secretaria
enloquecida, el inevitable cantante que ha escalado desde el conservatorio de
la ciudad del Turia hasta los escenarios televisivos, y Amparo. En ese reducto
alejado de todo y de todos, Marisol y sus alegres muchachos beben, esnifan
cocaína, bailan y se abrazan con la desesperación sin lágrimas de las despedidas.
“Mindanao” era un
proyecto más ambicioso, un largometraje que se llamaba “Spanien” y que su coguionista
y director Borja Soler decidió realizar en 17 minutos como paso previo,
conservando “la esencia de aquella película, el tono, el estilo y,
principalmente, los personajes protagonistas. Aunque la historia de Mindanao transita alrededor de la
corrupción política, este universo es sólo un marco y lo que emociona es la
historia íntima de sus protagonistas”.
No es ningún
secreto, especialmente para quienes las conocimos, que la alcaldesa Marisol es
una síntesis de aquella Sonia Castedo, regidora de Alicante, a quien un empresario -naturalmente del sector
inmobiliario- regalaba bolsos de lujo y vacaciones de fábula (eran regalos, así
que después de doce años la Audiencia de Alicante la absolvió de corrupción.
Aunque no de cohecho –había una chaqueta de Carolina Herrera por medio- pero
–oh!- ha prescrito), y Rita Barberá, la presidenta valenciana cuando la
corrupción llegaba hasta el cuarto de banderas de las distintas instituciones del
antiguo reino, y aún sobraba para alcanzar a miembros de su familia y de las
familias de sus cortesanos. En lo que se refiere al físico, Carmen Machi hace
una sublime transfiguración y resulta más Rita que la siempre excesiva Barberá
(fallecida en 2016, cuando su partido ya no estaba dispuesto a seguir dando la
cara por ella).
“Mindanao” es la tragedia de una despedida –del amor,
de la política, de la vida fácil, de la manipulación- en el marco de un hotel
hortera y con personajes horteras (como reconoce su autor “no podía ser de otra
manera”). “Mindanao” es también el recuerdo de las escenas más increíbles de la
corrupción de la derecha conservadora e hipócrita que, no hace nada, en la zona
valenciana y en torno a la figura todopoderosa de una presidenta que nunca se
atrevió a salir del armario, se vestía
de fallera, se hacía con un guardarropa principesco a costa de los empresarios
del ladrillo, escapaba a la India para regresar con barba de gurú y
arrepentimiento de epifanía, y contaba
billetes de quinientos euros en voz alta, en el interior de un utilitario.
Billetes que iban y venían de los bolsillos a los bancos, en la operación de
blanqueo más cutre que pueda imaginarse.
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