“La adaptación de las memorias de Yanis Varoufakis por
Costa-Gavras crea un drama muy humano de un doloroso episodio de la historia
europea reciente. Hay incluso un momento para la danza”. (Tom Bond)
“Comportarse como adultos” (Adults
in the room), largometraje que hace el número diecinueve de los realizados por
el cineasta griego Costa Gavras –quien a los 86 años ha recibido en 2019 el trofeo Jaeger-LeCoultre “Glory to the
Filmmaker” en la Mostra de Venecia y el Premio Donostia del Festival Internacional
de Cine de San Sebastían, Zinemaldia, por toda su carrera- es una excelente
representación de la tragedia griega de los tiempos modernos y una renovación
del compromiso político y social que ha acompañado toda la carrera de su autor
(“Zeta”, “Estado de Sitio”, “Missing”…). Una formidable requisitoria contra una
Europa entregada a las lógicas financieras y mercantiles en la que no había
lugar para la solidaridad y la compasión.
Tras siete años
de crisis, Grecia se encontraba al borde de la quiebra. Se celebraron
elecciones en 2015 y casi como un milagro aparecieron dos hombres dispuestos a
encarnar la esperanza de salvar al país. En su calidad de Ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis,
elegido diputrado por la Coalición de la Izquierda Radical Syriza liderada por Alexis Tsipras, llevó
a cabo una guerra sin cuartel en reuniones públicas y secretas con los representantes tradicionales del poder
en la Unión Europea, la temible Troika, empeñados an aplicar un rescate a base
de medidas de una brutal austeridad, en el momento en que todo un pueblo se
estaba jugando su destino. Y, no menos importante, en ejercer todo tipo de
presiones para separar al tadem Tsipras-Varoufakis, en el convencimiento de su
divorcio dejaría al país a su merced.
Yanis Varoufakis ganó varias batallas, pero perdió la guerra. Alexis
Tsipras siguió al frente de un país que todavía no ha conseguido recuperarse
del todo.
Para la película, Costa-Gavras se ha
inspirado en el libro homónimo de Yanis Varoufakis (”Comportarse como adultos: mi batalla contra
el establishment europeo”, Deusto Ediciones, 21.80 €), en el
que refleja su lucha durante las negociaciones del rescate a Grecia en plena
crisis del Euro. Un duro enfrentamiento que tuvo en ascuas a medio mundo, en el
que Varoufakis representó las esperanzas de muchos ciudadanos europeos al
infundir un cambio en el régimen político, financiero y económico europeo; sin
duda el mayor desafío al que se ha enfrentado la Troika.
“Comportarse como adultos”, título sacado de una
frase pronunciada por Christine Lagarde en una reunión, entonces directora
general del Fondo Monetario Internacional, FMI, es el relato, sin maniqueísmo
ni caricatura, de la dimensión trágica de aquellas renegociaciones de la deuda
griega y las ayudas europeas –en las que los mandatarios de la UE se
encontraron frente a un personaje una generación más joven e infinitamente más
inteligente que todos ellos juntos- y de la relación entre los dos
“salvadores”, Varoufakis y Tsipras.
Entre los aciertos de este apasionante drama
político europeo hay que destacar el
hecho de que todos los roles están
interpretados por actores de la misma nacionalidad que los personajes que
protagonizaron aquel pulso entre el gigante, la Troika, de la Unión Europea y
el enano que era una Grecia a la qu8e la corrupción de sus políticos había
llevado al borde de la quiebra como estado. Christos Loulis, excelente en el
Varoufakis del celuloide que se entrevista con ministros, jefes de gobierno,
banqueros, presidentes de organismos internacionales, etc., es un héroe
positivo, capaz de explicar mejor que
cualquier soflama política en qué consiste realmente esa Europa que tiene tanto
poder sobre todos nosotros.
Los adultos de la sala a que hace referencia el
título original – que tienen la misión de explicar que su intención era hacer
lo mejor para Grecia y los griegos- son los personajes de un folletín
palpitante, burócratas arrogantes, cabezotas y carentes de empatía, que nadaban
con enorme habilidad en las procelosas aguas políticas y que encontraron en
Varoufakis un inteligente y preparado contrincante que hablaba de crisis humanitaria y se negaba a
transigir.
En una última secuencia llena de genialidad y
simbolismo, el realizador hace que
Tsipras – ya sin la muleta de Varoufakis,
perdedor frente a la Troika y obligado a firmar el memorándum del No- se encuentre atrapado en la danza de esos
adultos siempre tan protocolarios que
han ganado la partida y, perdida la formalidad habitual, se marcan una
coreografía ritmada por lo conceptos nefastos de austeridad, crisis, deuda,
rescate…Magistral como siempre Costa-Gavras.
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