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Foto MSF |
“En el noreste de Nigeria, la urgencia humanitaria ha
alcanzado niveles catastróficos”, asegura en su último comunicado la
organización Médicos sin Fronteras (MSF). Algunas zonas apartadas, entre ellas
la capital del Estado de Borno, donde las terribles condiciones de vida
reflejan el impacto devastador del conflicto entre el grupo fundamentalista
Boko Haram y el ejército nigeriano, necesitan ayuda urgente.
En muchos lugares, los habitantes se han refugiado en
pueblos y campos controlados por el ejército y dependen exclusivamente de la
ayuda exterior, que lamentablemente no está llegando, a pesar de que hace tres
meses se reconoció oficialmente que existe “urgencia nutricional” en la zona,
como ha manifestado Hugues Robert, responsable de los programas de urgencia de
MSF.
El 19 de septiembre, unos equipos de la organización
humanitaria acudieron a la ciudad de Ngala, donde 60.000 personas desplazadas
viven en un campo completamente al margen del resto del mundo. No tienen ni
alimentos ni asistencia médica. Un estudio rápido de la malnutrición, efectuado
con 2.000 niños menores de cinco años, evidenció que uno de cada diez padece
malnutrición aguda severa, una enfermedad mortal. Los habitantes del campo
disponen de menos de medio litro de agua por día y por persona. Los equipos de
MSF distribuyeron alimentos y efectuaron reconocimientos médicos.
La desastrosa situación de Nagla y Gamburu es idéntica a la
observada en Bama, Banki y Gwosa, ciudades a las que solo se ha podido acceder
recientemente debido a la inseguridad. Pero lo más preocupante es lo que ocurre
en Maiduguri -capital del Estado de Borno – donde no existen combates y donde
desde hace al menos dos años no llega ayuda humanitaria. Sin embargo, los
índices de malnutrición alcanzan, en algunas zonas, niveles tan altos como los
de las zonas en conflicto. En Maiduguri viven 2 millones y medio de personas,
la mitad de las cuales son desplazados de otras zonas del estado. En el campo
de Custom House, donde hicieron los análisis de malnutrición, los equipos de
MSF encontraron que uno de cada cinco niños está afectado de malnutrición aguda
severa. Allí, el índice de mortalidad es cinco veces superior al considerado
como de urgencia, y la causa principal es el hambre.
“La ayuda que ha llegado hasta ahora es insuficiente, no se
ha coordinado y era inadecuada para las necesidades de las personas que sufren
las consecuencias de la crisis humanitaria, ha declarado Natalie Roberts,
responsable de los programas de urgencia en Nigeria. Para evitar que se agrave
aún más, hay que llevar inmediatamente a las zonas apartadas ayuda alimenticia
y equipos asistenciales. Las autoridades nigerianas tienen la responsabilidad
de hacer que esta ayuda llegue a los miles de personas cuya vida está en juego”.