“
J'irai revoir ma Normandie, c'est le pays qui m'a donné le jour»
(Volveré a ver mi Normandía, el país que me vio nacer, cantinela tradicional).
“Primavera en Normandía (título
original “Gemma Bovery”) es una entretenida comedia franco-británica realizada
por la acreditada Anne Fontaine (“Dos madres perfectas”, “Coco antes de
Chanel”, “Nathalie X”) y protagonizada por Fabrice Luchini (quien, de hacer
segundos papeles ha saltado al protagonismo el último año en, al menos, docena
de buenas películas, “En la casa”, “Las chicas de la sexta planta”), una
guapísima Gemma Arterton (Una canción para Marión”, “007. Quantum of Solace”) y
el también británico Jason Flemyng ("Grandes esperanzas", "El
curioso caso de Benjamin Button"). La película está basada en el comic
Gema Bovery de Posy Simmonds, libremente inspirado en la novela “Madame Bovary”
de Gustave Flaubert, publicado en 1999.
Martin es un antiguo intelectual
parisino quien, siete años atrás y un tanto desencantado de su vida de “bobo” (bohême-bourgeois),
decidió hacerse cargo de la panadería familiar en un pueblo normando de tarjeta
postal. Allí vende panes y bollos, se aburre considerablemente y escucha los
programas de la emisora France Cultura. De sus años de juventud le queda una
gran imaginación y una igual de grande pasión por la literatura, en especial la
de Flaubert. No extraña, por tanto, la emoción que le embarga cuando conoce a
los nuevos vecinos, ingleses, que no solo se llaman Gemma y Charles Bovery,
sino que además se comportan como los personajes del famoso novelista romántico
(1821-1880). Martin no es insensible al encanto de la hermosa y bastante
insatisfecha Gemma, que no ha leído a los clásicos franceses y centra su
interés en los panes especiales que le ofrece el panadero, mientras vive su
vida con una libertad a millas de distancia de las muchachas de la zona…
Martin, que pasó de editor a panadero, se vuelve ahora fantasioso e imagina que
puede influir en las personas que le rodean hasta transformarles en personajes
novelescos. Lejos de la vista de los vecinos, traza para sí mismo el esbozo de
una mujer soñada “convertida en quimera”.
Cerca del vodevil conyugal aunque
salvado por la Literatura con mayúscula, una vuelta de tuerca más a un
arquetipo literario que atraviesa los siglos, en una película sensible, llena
de inteligencia y humor discreto, que vale la pena ver. Fabrice Luchini
espléndidoen su papel, lo mismo que en el recitado en off; un bravo también
para Gemma Arterton, perfecto equivalente carnal de la Bovary de Flaubert
estilo siglo XXI. Los otros dos hombres que aparecen –el marido y un joven
amante- discretos.
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