miércoles, 16 de marzo de 2016

Primavera en Normandía, revisitando a Madame Bovary



“ J'irai revoir ma Normandie, c'est le pays qui m'a donné le jour» (Volveré a ver mi Normandía, el país que me vio nacer, cantinela tradicional).

“Primavera en Normandía (título original “Gemma Bovery”) es una entretenida comedia franco-británica realizada por la acreditada Anne Fontaine (“Dos madres perfectas”, “Coco antes de Chanel”, “Nathalie X”) y protagonizada por Fabrice Luchini (quien, de hacer segundos papeles ha saltado al protagonismo el último año en, al menos, docena de buenas películas, “En la casa”, “Las chicas de la sexta planta”), una guapísima Gemma Arterton (Una canción para Marión”, “007. Quantum of Solace”) y el también británico Jason Flemyng ("Grandes esperanzas", "El curioso caso de Benjamin Button"). La película está basada en el comic Gema Bovery de Posy Simmonds, libremente inspirado en la novela “Madame Bovary” de Gustave Flaubert, publicado en 1999.

Martin es un antiguo intelectual parisino quien, siete años atrás y un tanto desencantado de su vida de “bobo” (bohême-bourgeois), decidió hacerse cargo de la panadería familiar en un pueblo normando de tarjeta postal. Allí vende panes y bollos, se aburre considerablemente y escucha los programas de la emisora France Cultura. De sus años de juventud le queda una gran imaginación y una igual de grande pasión por la literatura, en especial la de Flaubert. No extraña, por tanto, la emoción que le embarga cuando conoce a los nuevos vecinos, ingleses, que no solo se llaman Gemma y Charles Bovery, sino que además se comportan como los personajes del famoso novelista romántico (1821-1880). Martin no es insensible al encanto de la hermosa y bastante insatisfecha Gemma, que no ha leído a los clásicos franceses y centra su interés en los panes especiales que le ofrece el panadero, mientras vive su vida con una libertad a millas de distancia de las muchachas de la zona… Martin, que pasó de editor a panadero, se vuelve ahora fantasioso e imagina que puede influir en las personas que le rodean hasta transformarles en personajes novelescos. Lejos de la vista de los vecinos, traza para sí mismo el esbozo de una mujer soñada “convertida en quimera”.

Cerca del vodevil conyugal aunque salvado por la Literatura con mayúscula, una vuelta de tuerca más a un arquetipo literario que atraviesa los siglos, en una película sensible, llena de inteligencia y humor discreto, que vale la pena ver. Fabrice Luchini espléndidoen su papel, lo mismo que en el recitado en off; un bravo también para Gemma Arterton, perfecto equivalente carnal de la Bovary de Flaubert estilo siglo XXI. Los otros dos hombres que aparecen –el marido y un joven amante- discretos.


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