En “Gru 2, Mi villano favorito”, Gru ha abandonado la supercriminalidad, de supermalo se ha transformado en superpadre y se dedica a fabricar mermeladas y educar a las niñas Margo, Édith y Agnès, unas huerfanitas muy simpáticas a las que los espectadores menores de edad ya conocen del primer episodio de la saga; el profesor Nefario y los Minions se han quedado sin trabajo, de momento, y tienen que encontrar en qué ocuparse.
Mientras Gru comienza apenas a adaptarse a su tranquila vida de padre de familia, una organización ultrasecreta que lucha contra el Mal a escala planetaria le pide que resuelva una serie de fechorías y le adjudica una nueva compañera de trabajo, la enérgica y resuelta agente secreta Lucy. Porque Gru, quien fuera el malo más malo de todos los malos, es el más indicado para atrapar y terminar con quien quiere robarle el puesto que ocupaba hasta hace muy poco: El Macho, un villano mexicano que como tapadera de sus negocios sucios gestiona un restaurante llamado Salsa & Salsa.
“Gru 2, Mi villano favorito”, inteligente y divertida película de animación en 3D, se estrena en las salas españolas el 5 de julio de 2013, para distracción de niños en vacaciones y abuelitos que no saben como entretenerles y encontrarán en ellas referencias de algunos de sus héroes clásicos, como Indiana Jones, Frankenstein o los célebres obreros neoyorquinos almorzando en una viga (Lunch atop a Skyscraper) de la fotografía tomada en 1932 por Charles Clyde Ebbets.
Como dice una crítica del estreno en Francia, hay dos tipos de “segundas partes”: la que se recrea en el éxito de la primera y la que retoma los personajes donde quedaron y construye con ellos una nueva aventura. Gru 2 pertenece a esta segunda categoría y bien podría repetir, e incluso superar, el éxito de la primera, por sus hallazgos visuales, sus recursos cómicos y su excelente grafismo.
El primer Gru, en 2010, fue un exitazo de taquilla. Este segundo episodio, firmado como el anterior por la pareja fraco-estadounidense Pierre Coffin-Chris Renaud, conserva toda la ironía y la gracia del precedente, con un guión que parodia los clásicos de espías, una realización impecable, decorados futuristas muchos de ellos comestibles y todo tipo de artilugios y chismes sorprendentes, al servicio de un deseo universalmente compartido: hay que restablecer la paz en el mundo, misión de la que se ocupará fundamentalmente el ejército de “minions” -esa especie de Gremlins histéricos, criaturas transgénicas en forma de cápsulas- amarillos o morados según las circunstancias, con un ojo o con dos según no se sabe qué, inagotables e irresistiblemente divertidos. Los “minions” serán los verdaderos protagonistas de una tercera entrega que se anuncia para 2014.
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