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Boris Nemtsov, asesinado el 27 febrero 2015 |
Los
periodistas rusos llevan dos años interesándose por su existencia; los medios
occidentales algo menos pero, en todo caso, ahora es un tema que ocupa primeras
páginas de los grandes medios internacionales: las “fábricas de trolls” rusas
son enormes oficinas de trabajadores a destajo, pagados evidentemente, que se
hacen pasar por internautas normales y cuelgan comentarios falsos en los
artículos y blogs que critican las actuaciones del Kremlim y sus responsables.
Auténticos “nidos de trolls”, donde un ejército de internautas rusos amparados
por denominaciones como Agencia de Investigación de Internet, o similares, se
encarga de difundir por la Red comentarios siempre favorables a Putin, sus
amigos, sus ministros y el resto de cargos oficiales. La utilización de los
trolls ha ido in crescendo en los últimos meses, a medida que se agudizaba el
conflicto con Ucrania y aumentaban las desavenencias entre Rusia y occidente.
Según
informaciones publicadas en los semanarios Mi región y Novaya Gazeta,
reproducidos por el digital Russie Info, el periodista Andreï Sochnikov, de
la revista de San Petersburgo Mi Región, ha conseguido una serie de documentos,
así como entrevistar a un antiguo empleado de Agencia de su ciudad, en la que
confirma que 400 agentes gestionan colectivamente miles de cuentas de redes
sociales en LiveJournal, Twitter y otras plataformas, en las que escriben
comentarios a favor del Kremlin con un lenguaje preestablecido, y los mezclan
con otros “apolíticos” sobre, por ejemplo, fotografía, moda o deportes. La
entrevista ha desvelado, entre otras cosas, las palabras clave proporcionadas a
los trolls para tratar el asesinato del líder de la oposición Boris Nemtsov –ex
diputado y ex Vicepresidente del gobierno con Boris Yeltsin- abatido en pleno
día, en una calle de Moscú el 27 de febrero de 2015.
Las
Agencias de falsos internautas creadas por las autoridades rusas imponen a sus
empleados directrices muy estrictas y exigentes para los comentarios, así como
palabras específicas que hay que escribir obligatoriamente, distintas según los
temas específicos tratados (Ucrania, Unión Europea, Estados Unidos, oposición
rusa, etc.).
Una
cuenta falsa típica es por ejemplo la que corresponde a “Natalia Drozdova,” que
tiene un blog en LiveJournal, una cuenta en Twitter, una página en Facebook y
un perfil en Google+, así como una cuenta en VKontakte. Naturalmente, Natalia
Drozdova no existe y, según las declaraciones recogidas por Sochnikov, todas
esas cuentas las gestiona una empleada llamada Tatiana Kazakbaïeva, quien en su
perfil incluye entre sus intereses “el arte, la psicología y todo lo que ocurre
en el mundo”.
Aunque
la mayoría de sus comentarios no tienen nada especial (entre otros, sobre la
obesidad, el libro Cincuenta sombras de Grey o un altercado con un vigilante
por meter un cochecito de bebé en los lavabos de un centro comercial), de vez
en cuando manifiesta opiniones chocantes sobre la actualidad: ha escrito sobre
la continuidad del programa nuclear de Irán y se ha preguntado si no será que
la oposición rusa ha sacrificado a Boris Nemtsov para sus propios fines,
evidentemente siguiendo la “nota técnica” que la Agencia estableció el 28 de
febrero, día siguiente al asesinato y fecha en que la falsa Natalia Drozdova
publicó su comentario, y que decía textualmente: “Idea principal: opinar
que algunos agentes ucranianos podrían estar implicados en la muerte del
opositor ruso (…) La muerte de Nemtsov no ha sido fortuita en relación con las
condiciones de aplicación de los acuerdos de Minsk y la posible mejora de la
cooperación entre Ucrania y Rusia. En este momento, Occidente se refiere de
nuevo a Rusia en sentido negativo, lo que significa una evidente provocación
con el objetivo de sembrar el descontento entre los representantes de la
oposición, que quieren empezar a convocar concentraciones y manifestaciones
para derrocar al poder”.
El
comentario de "Natalia" en su LiveJournal fue: “Desde esta mañana
estoy leyendo sobre las circunstancias del asesinato de Nemtsov. Y cuanto más
leo, más me convenzo: han sido los suyos quienes simplemente le han
sacrificado. El lugar en que le han matado (Cerca de los muros del Kremlin), la
persona que le acompañaba en el momento de los hechos (una modelo de Kiev, Anna
Douritskaya), el procedimiento utilizado (No un banal accidente de coche sino un
disparo), y también el hecho de que la chica haya resultado indemne, explican
que ha sido una provocación. Una provocación para que la gente salga a la calle
y haga la revolución en nuestro país (¿Cómo acabará todo? Esa es otra
cuestión)”.
Según
declaraciones de otro “empleado” de la Agencia de San Petersburgo a Radio Free
Europe Radio Liberty (una emisora que financia el Congreso de Estados Unidos y
que jugó un importante papel durante la guerra fría), los trabajadores de la
“fábrica de trolls” cobran 40.000 rublos (640 euros) al mes con una exigencia
de 135 comentarios, nunca inferiores a 200 caracteres, en las doce horas de
trabajo diarias, después de pasar un examen de escritura. Ejemplo de una orden:
Tema: manifestar una actitud positiva hacia la política interior de
Vladimir Putin a partir de “el presidente ha celebrado la Navidad con personas
desconocidas y normales”. Palabras clave: presidente, Vladimir Putin,
política, navidad, actualidad política.
En
abril de 2015, la edición francesa del diario digital Huffington Post publicaba
un reportaje de la Agencia France-Presse sobre una tal Lioudmila Savtchouk,
rusa de 34 años y madre de dos niños, contratada como soldado para la guerra de
la información en el ejército de trolls del Kremlin durante dos meses, quien
confesaba haber sido escrito comentarios como “Los ucranianos son fascistas” o
“Europa es decadente”. Según ella, la convocatoria para esas plazas se
encuentra en páginas web especializadas, como www.hh.ru,
y lo que se pide es “redactores” o “gestores de contenidos” y el envío de un
curriculum.
El
periódico de oposición Novaya Gazeta, que consiguió “colar” una periodista en
la Agencia en 2013, asegura que algunos de los trabajadores “tienen miedo. Hay
cámaras por todas partes. A otros, en cambio, no les parece deshonesto lo que
hacen".
El
digital Global Voices Online publicaba en marzo de 2015 el caso del conocido
bloguero estadounidense David Svonson a quien, en una manifestación
contra la guerra en Washington, se le acercó un joven que se presentó como
Alexei Padalko y le enseñó un carnet de ayudante del agregado del ejército del
aire en el Consulado ruso, compró uno de sus libros, le pidió un autógrafo y le
invitó a tomar un café “para hablar de la posibilidad de una colaboración en el
marco de un trabajo por la paz”.
Una
vez en la mesa del bar, Padalko le ofreció dinero a cambio de que publicara, en
su blog y con su firma, artículos “preparados” sobre la situación en Ucrania.
Svonson rechazó la propuesta apelando a la ética periodística, y el ruso se
sorprendió de la respuesta, por venir de un bloguero: “Para él, un bloguero es
alguien que se puede comprar para hacer propaganda, mientras que un periodista
es alguien que te va a causar problemas”.
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