No sabían que su
país estaba una vez más en guerra, que llevaba veinte días bombardeando la
franja de Gaza y matando a cientos de personas, muchas de ellas niños; no
sabían que el “fuego enemigo” de Hamas había puesto fin a la vida de unos
cuantos israelíes, la mayoría soldados. Son los concursantes del último Big
Brother, una telerealidad israelí que copia el modelo de tantas otras en el
mundo. “Están encerrados en un apartamento de las afueras de Jerusalén, se
relajan al borde de una piscina, charlan de cosas intrascendentes, les graban
las 24 horas del día...Salvo que ocurre en un país donde hay enfrentamientos
sangrientos cada día y ellos no lo saben”, recoge de una información publicada
en la revista francesa Télérama el periodista Gurvan Kristanadjaja, del digital
Rue 89.
Encerrados desde
antes del comienzo de la guerra, llevaban varias semanas concursando como si no
ocurriera nada. A setenta kilómetros del apartamento impersonal donde quince personas
discutían acerca del color de un mantel, o el menú ideal para una boda, los
tanques y la aviación israelí arrasaban los barrios de Chajaya y Beit Hanoun,
causando centenares de muertos, al tiempo que soldados del Estado Hebreo eran
el objetivo de los combatientes de Hamas. Pero esos concursantes no hablaban de
la guerra, simplemente porque no sabían nada del conflicto.
“Informamos a los
participantes -explica el productor de Big Brother, programa que actualmente
emite el canal comercial Arutz 2, tres veces por semana entre dos franjas
informativas- únicamente de las cosas que pueden afectarles en su vida
cotidiana, de lo que se refiere a sus familias. De todas maneras, hablarles de
los combates no aportaría nada al programa. En tiempos de guerra, los
telespectadores siguen teniendo derecho a distraerse”.
El artículo de
Télérama asegura que, como no podía ser de otra manera, cuando les
descalificaban y salían a la calle se mostraban sorprendidos por lo que estaba
pasando.
Hasta que,
inevitablemente, un día llegó una alerta a los estudios y la guerra irrumpió de
pronto en el programa: los concursantes tuvieron que correr hacia un refugio y
las cámaras les siguieron en su carrera: “La primera vez nos dijeron que se
trataba de una falsa alerta y nosotros pensamos que formaba parte del guión”,
ha contado uno de los participantes. Con la segunda alerta, los productores
decidieron contar parte de la verdad, “nos hablaron de una crisis en el Sur
pero nos dijeron que era lo de siempre, nada distinto de lo que ya
conocíamos... Cuando salí creí encontrarme viviendo una pesadilla. Allí dentro
estábamos en una burbuja, cortados del mundo…”.
Sin comentarios,
sobra cualquier cosa que se pudiera añadir.

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