Desde el 3 de junio de 2013, el soldado de 25 años Bradley Manning comparece ante un tribunal militar estadounidense en la base militar de Fort Meade, en el estado de Maryland, en un juicio que va a durar tres meses, acusado de haber entregado a Wikileaks cientos de miles de informaciones diplomáticas y militares. Oficialmente, la acusación es de “traición” y “ayuda al enemigo”, cargos por lo que pueden condenarle a veinte años de cárcel, una vez que la fiscalía ha descartado solicitar la pena de muerte. Al mismo tiempo, y por tercer año consecutivo, varios colectivos de diputados europeos, y algunos personajes de renombre internacional, han presentado la candidatura del soldado Manning para el Premio Nobel de la Paz argumentando que “nadie ha hecho más que Bradley Manning para hacer retroceder lo que Martin Luther King Jr. Llamaba ‘la locura del militarismo’…nadie merece más que él el premio”.
¿Héroe o traidor? La pregunta lleva tres años apareciendo periódicamente en las portadas de los medios de comunicación; los mismos que el soldado Manning lleva encarcelado en espera de juicio. Para el periodista Owen Jones, del Independent (2) británico, no existe ninguna duda: es un héroe y es Estados Unidos quien debería ocupar el banquillo en lugar del soldado. Dice Jones que “la potencia americana ha desencadenado guerras inicuas e ilegales, con consecuencias catastróficas en el plano humano. Ha contribuido a derrocar gobiernos elegidos democráticamente, arma y apoya a algunas de las dictaduras más despiadadas del planeta; es famosa por apoyar movimientos terroristas… Ahora, un héroe estadounidense se sienta en el banquillo, maldito por haber arrojado un rayo de luz, bastante débil, sobre los aspectos más oscuros de las actividades de esa élite… Su castigo ya ha sido suficientemente severo. Según Juan Méndez, relator especial de naciones Unidas para la tortura, ha estado sometido a un trato cruel, inhumano y degradante, Encerrado en secreto durante meses. Desnudado, privado de intimidad, obligado a dormir con luz…A Manning le están juzgando en parte con arreglo a la ley de espionaje, un texto que se remonta a la Primera Guerra Mundial. Está acusado de 24 cargos… el más inquietante es ‘ayuda al enemigo’, o dicho de otra manera, ‘haber ayudado intencionadamente a Al Qaeda’…la verdad es que Manning ha hecho un gran servicio, tanto al pueblo estadounidense como al mundo entero…”.
En caso de que le consideren culpable de “colusión con el enemigo”, para lo cual la acusación tiene que aportar la prueba de que “ayudó intencionadamente” para que el enemigo utilizara la información recibida contra las fuerzas armadas de EEUU, la condena será de cadena perpetua. El hecho de haberse reconocido culpable de diez de los 24 cargos que se le imputan puede hacer que esa pena se reduzca hasta dos años por cada una de las acusaciones, lo que terminaría en una condena máxima de 20 años.
Tras haber intentado conseguir la anulación del proceso, la defensa del soldado Manning se va a apoyar fundamentalmente en las motivaciones, adoptando “una línea de defensa moral” (Le Monde, 3 de junio 2013) destinada a demostrar que no hubo “intención criminal” y que no pretendía perjudicar al ejército. Repetirá las declaraciones efectuadas por el soldado en sus primeras comparecencias ante los jueces: es decir, haber actuado por motivos éticos tras descubrir, entre otras cosas, las imágenes de un helicóptero de combate disparando sobre un grupo de civiles en Irak (incidente en el que perdieron la vida dos periodistas de la agencia británica Reuters). El documento, publicado por Wikileaks con el titular “Asesinato colateral”, provocó un escándalo internacional y fue el inicio de las informaciones aparecidas después durante meses (y traducidas y reproducidas por un pull de periódicos escogidos de todo el mundo, que las pagaron a precio de oro; en un segundo tiempo, esas informaciones que el soldado Manning entregó a Wikileaks se reprodujeron hasta la saciedad en miles de páginas digitales).
Mientras el joven acude a su cita con la justicia militar, con carteles que llevan escrito el lema “Todos somos Bradley Manning” varios personajes de renombre internacional (3) han participado en un vídeo de apoyo a la candidatura al Premio Nobel de la Paz del soldado estadounidense acusado de filtrar cables secretos a Wikileaks, en el que actores y periodistas preguntan a los espectadores si tendrían el coraje de revelar la verdad sobre “una acción ilegal”, “crímenes de guerra” o “actos terribles”. Antes, en abril de 2013, Birgitta Jónsdóttir, Pór Saari y Margrét Tryggvadóttir, diputados del partido Movimiento de Islandia, Christian Engström y Amelia Andersdottir, eurodiputados del partido Pirata de Suecia y Slim Amamou, ex Secretario de Estado de Deporte y Juventud de Túnez, enviaban formalmente al Comité noruego del Nobel de la Paz, por tercer año consecutivo, su propuesta de concesión del premio a Manning, argumentando que “la voluntad de Alfred Nobel fue que se entregara el premio a ‘la persona que hubiera hecho el mejor trabajo a favor de la fraternidad entre naciones, la abolición o reducción de los ejércitos y la organización y promoción de congresos por la paz’…dados los enormes gastos jurídicos que va a tener, Bradley Manning necesita esta ayuda económica”.
¿Quién es Bradley Manning?
Antes de convertirse en el analista militar especializado en información sobre Irak detenido, encarcelado hace más de tres años, procesado y finalmente juzgado por haber entregado a WikiLeaks más de 700.000 documentos, Manning “era un entusiasta de la informática que llegó al ejército casi por casualidad”, dice el periodista francés Charles Carrasco del canal Europe1.
¿Héroe o traidor? ¿Bradley Manning buscaba los cinco minutos de gloria que le correspondían o estaba realmente indignado ante lo que iba encontrando en su trabajo como “analista” del servicio de Inteligencia del ejército de los Estados Unidos? Destinado en la Base Operativa Avanzada Hammer, a unos 60 kilómetros al este de Bagdad, tenía acceso a dos redes clasificadas del Gobierno estadounidense, SIPRNET (Secret Internet Protocol Router Network) y Joint Worldwide Intelligence Communications System. Arrestado, gracias a la denuncia que otro hacker militar apellidado Lamo hizo al FBI, en junio de 2010 las autoridades militares estadounidenses le acusaron de faltar al Código Militar.
Y resultó que el “traidor” es homosexual, una de las peores cosas que se pueden ser cuando uno decide ingresar en el ejército de Estados Unidos donde, hasta hace solo unos días, imperaba la regla del “no lo cuentes, no preguntes”. Su padre le echó de casa cuando descubrió que era gay, en el ejército estaba obligado a esconderse. Nacido en Crescent, un pueblecito de Oklahoma donde se dice que “hay más bancos de iglesias que personas”, hijo de un militar siempre ausente y una madre galesa que, en 2001, se divorció y se llevó con ella al niño, entonces de 13 años, para que terminara los estudios en el País de Gales. Al finalizar los estudios decidió volver a Estados Unidos, donde estuvo efectuando trabajos sin importancia hasta que en 2007 decidió alistarse. “Antes de salir hacia Irak -se leía en un artículo en el diario francés Libération- se enamoró de un estudiante de Cambridge, músico y drag queen, que le introdujo en un círculo de amigos, izquierdistas y piratas informáticos... Si creemos a su página de Facebook, se encontraba bajo el shock de una ruptura cuando inició el contacto con Wikileaks”.
Cuando, en vista de las cosas que descubría, decidió hacer la guerra por su cuenta, durante unos días de permiso, en febrero de 2010, empezó a descargar documentos en una biblioteca de las afueras de Washington, que fue almacenando en falsos CD’s de Lady Gaga. Contactó con los diarios Washington Post y New York Times pero finalmente optó por ofrecer lo que tenía a Julian Assange, fundador de Wikileaks. “A Hillary Clinton, y a decenas de miles de diplomáticos en todo el mundo les va a dar un síncope cuando una mañana se despierten y descubran que cualquier lector puede acceder a una montaña de documentos clasificados como secretos”, escribió a su confidente, un pirata informático llamado Adrián Lamo, según publicó la revista Wired.
A finales de 2010 el soldado llevaba siete meses aislado, durmiendo desnudo en espera de juicio en una base militar de Quantico, Virginia, sin sábanas ni almohadas y no podía hablar con los demás presos, a los que ni siquiera había visto desde su llegada. Por la mañana los guardias le devolvían la ropa que le retiraban por la noche cuando, cada cinco minutos controlaban que seguía bien, encerrado en una celda sin ventana de 1,80 por 3,60 metros que por todo mobiliario disponía de una cama, un lavabo y un retrete. Después, entre las cinco de la mañana y las ocho de la tarde no se le permitía dormir en ningún momento; podía hacer una hora de ejercicio físico, en una habitación vacía, donde únicamente le estaba permitido caminar. Podía ver algunos canales locales de televisión durante tres horas, pero no tenía acceso a ningún otro tipo de información. Podía disponer de un libro y una revista previamente autorizados que se le retiraban por la noche, ducharse durante veinte minutos a última hora de la tarde y recibir visitas autorizadas los fines de semana, entre las 12 y las 15 horas. Y no podía hacer nada más, ninguna otra cosa o actividad. Según explicaban las autoridades militares, todas estas restricciones estaban destinadas a prevenir autolesiones o intentos de suicidio. En enero, Amnistía Internacional escribió una carta a Robert Gates, secretario de defensa de EEUU, protestando por las condiciones en que se encontraba el soldado Manning.
La declaración inicial de defensa del soldado Bradley Manning, redactada en febrero de 2011 por el conocido abogado neoyorkino Chase Madar (miembro del National Lawyers Guild, y articulista en la revista American Conservative, Le Monde Diplomatique, y London Review of Books) quien, para demostrar que Manning “es un patriota, no un criminal”, argumentaba que se alistó en 2007 “para cumplir con su deber hacia su país y, era su esperanza, para con el mundo”: “El soldado de primera clase del ejército de EE.UU., Bradley Manning, ha cumplido con su deber. Presenció serias violaciones del Código Unificado de Justicia Militar de las fuerzas armadas estadounidenses, violaciones de las reglas del Manual de Campo del Ejército de EE.UU. y violaciones del derecho internacional. Sacó a la luz esas transgresiones debido a un profundo sentido del deber hacia su país, como ciudadano y soldado, y su patriotismo le ha costado caro. Cuando Bradley Manning partió a Irak, en octubre 2009, pensó que ayudaría al pueblo iraquí a construir una sociedad libre después de la larga pesadilla de Saddam Hussein. Lo que presenció de primera mano fue algo muy diferente.”...
“Pronto se vio ayudando a las autoridades iraquíes a detener civiles por distribuir literatura «anti-iraquí», que resultó ser un informe de investigación sobre la corrupción financiera en su propio gobierno titulado “¿Adónde se va el dinero?”. El castigo por este «crimen» en Irak no era un tirón de orejas. El encarcelamiento y la tortura, así como el abuso sistemático de los prisioneros, están generalizados en el nuevo Irak. En los propios informes Sigacts (Acciones Significativas) de los militares, tenemos una multitud de informes verosímiles sobre policías y soldados iraquíes que matan a prisioneros, los golpean hasta matarlos, les arrancan uñas o dientes, les cortan los dedos, les queman con ácido, les torturan con descargas eléctricas o con el método de ahogamiento, les someten a varios tipos de abuso sexual, lo que incluye el sexo anal con cañones de fusil o el obligar a los prisioneros a realizar actos sexuales con los guardias y entre ellos”.
“Manning tuvo razones más que fundadas para preocuparse al entregar ciudadanos iraquíes para que probablemente fueran torturados sólo por producir panfletos sobre la corrupción en un gobierno tristemente célebre por ser corrupto”.
“Como todo buen soldado, Manning comunicó de inmediato sus preocupaciones a la cadena de mando. ¿Y cómo reaccionaron sus superiores? Su comandante le dijo que «se callara» y que volviera a acorralar más prisioneros para que la Policía Federal Iraquí los tratara a su gusto”. ..”La siguiente vez que el soldado Manning encontró pruebas de crímenes de guerra, emprendió una línea de acción diferente”...”En SIPRNet (el protocolo secreto de redes de enrutado de internet) compartida por los Departamentos de Defensa y Estado, Manning encontró pronto pruebas irrefutable de posibles crímenes de guerra, incluido el ahora infame vídeo ‘Asesinato colateral’, en el cual se ve como un helicóptero Apache estadounidense ametralló a unos 18 civiles, incluidos dos periodistas de Reuters, en una calle de Bagdad el 12 de julio de 2007. Ahora el mundo ha visto y se ha horrorizado ante este vídeo que supuestamente había estado en posesión de Reuters pero que no había sido hecho público. Se afirma que Manning lo filtró a la web delatora WikiLeaks en abril de 2010...
“¿Dónde está la tremenda repercusión de todas esas supuestas sorpresas devastadoras en esos documentos filtrados? Meses después de la publicación de los telegramas del Departamento de Estado, no se ha retirado a un solo embajador estadounidense. El secretario de Defensa, Robert Gates, que controla más presupuesto y poder que la Secretaria de Estado, insiste públicamente en que esas filtraciones, los expedientes de la Guerra de Irak, la guerra de Afganistán y los cables diplomáticos, no han causado ningún daño importante”.
“Por cierto, no se puede negar que a algunos miembros de nuestra élite en política exterior les han avergonzado públicamente los telegramas del Departamento de Estado. Está bien. Se lo merecen. Ese fugaz bochorno no es nada en comparación con la vergüenza que han causado a nuestro país con sus estúpidas actividades durante la última década, acciones que van de imprudentes e incompetentes a absolutamente criminales. No es ningún secreto que el prestigio de EE.UU. en el mundo se ha visto gravemente dañado en estos años”.
El abogado apunta que “el daño a nuestra nación, que no podría ser más real, no ha procedido de las revelaciones de un joven soldado sino del antiguo modelo de acciones estúpidas y destructivas de nuestros líderes en política exterior. Después de todo, la invasión y ocupación de Irak ha costado ríos de sangre. El coste de nuestras guerras actuales en el extranjero ahora ya sobrepasa oficialmente el billón de dólares. Y no hay que olvidar que la invasión de Irak ha inspirado nuevas olas de odio y desconfianza hacia nuestro país en el extranjero, así como ha provocado un subidón de adrenalina a los terroristas islámicos”.
Sólo se necesita usar un poco la imaginación: “Si alguien como Bradley Manning hubiera filtrado documentación concluyente sobre el arsenal supuestamente letal pero inexistente de armas de destrucción masiva de Sadam Hussein, la excusa que se usó para invadir Irak, semejante revelación habría avergonzado profundamente a la élite de la política exterior de Washington y, en la atmósfera de principios de 2003, los medios hubieran pedido indudablemente la cabeza de ese denunciante, tal como lo están haciendo ahora. Sin embargo, una filtración semejante, hubiera significado un inmenso bien para nuestra nación. Cuatro mil cuatrocientos treinta y seis soldados estadounidenses no estarían muertos, y miles más no estarían mutilados, heridos, o sufriendo el síndrome de estrés post-traumático. Y probablemente cientos de miles de civiles iraquíes seguirían con vida. Los últimos 10 años no han sido los mejores. No culpéis al soldado Bradley Manning por el estado de las cosas”.
“Nuestros soldados tienen el solemne deber de no obedecer órdenes ilegales, y el soldado Manning cumplió con ese deber. Hace más de 50 años, el Manual de Campo del Ejército de EE.UU, incorporó los Principios de Núremberg y entre ellos el Principio IV: ‘El hecho de que una persona actúe bajo las órdenes de su Gobierno o de un superior no le exime de la responsabilidad bajo las leyes internacionales, siempre que se demuestre que tenía posibilidad de actuar de otra forma’. Los denunciantes que intentan rectificar las desastrosas políticas de su nación no son criminales. Son patriotas, y finalmente son reconocidos como tales. Bradley Manning no es de ninguna manera el primer estadounidense que sirve a su país de esa manera”.
Ese mismo abogado Chase Madar, que ahora sigue el caso desde la lejanía, coincidiendo con el inicio del juicio ha publicado un artículo en la revista The Nation (4), en el que afirma querer poner los puntos sobre las íes respecto a algunos “errores” habitualmente cometidos por los medios al referirse a este asunto: “En primer lugar se afirma frecuentemente, o se da por entendido, que Manning desclasificó los documentos porque está chiflado, o porque es gay, o porque es un gay chiflado. En realidad, la motivación era expresamente política: ‘quiero que la gente vea la verdad… porque si información el público no puede entender algunas decisiones’. La gente puede no estar de acuerdo con las consecuencias de las fugas de Manning, pero indicó claramente sus motivos para desclasificar los documentos, que no tienen nada que ver con su salud mental o su sexualidad. Para Ethan McCord, ex soldado de infanteria (a quien se ve a través del visor de la cámara en el vídeo ‘Collateral Murder’ socorriendo a los niños), la obsesión mediática sobre la sexualidad de Manning ‘desdibuja la actuación política’ del soldado…Otra calumnia recurrente es que Bradley Manning y WikiLeaks son ‘utopistas’, probablemente el peor insulto en lengua inglesa portador de connotaciones de extremismo e intolerancia, acompañadas de ingenuidad, o ‘idealistas’, lo que es casi igual de negativo. Pero ¿qué hay de ‘utópico’ en desclasificar menos del 1% de lo que Washington clasifica en un año? (92 millones de documentos que Washington declara anualmente como secretos de estado, cuya clasificación cuesta alrededor de 11.000 millones de dólares) (5). Las fugas de Manning, si bien han sido el mayor fallo de seguridad en la historia de Estados Unidos no nos ha acercado al precipio de la ‘transparencia total’, un objetivo mítico que ni manning ni WikiLeaks han mencionado jamás. El acto del joven soldado hay que interpretralo más bien como una gestión concreta, defensiva contra los niveles de pesadilla de los secretos del gobierno”.
“Traidor consciente de sus actos y héroe idealista y naif”, escribe ahora que finalmente ha comenzado el juicio Clémence Michallon, en la página web de RTLfrance: “El gobierno americano y la defensa han trazado retratos diametralmente opuestos del soldado Bradley Manning, quien entre 2009 y 2010 entregó a Wikileaks miles de documentos sobre las guerras en Afganistán e Irak, así como 260.000 despachos diplomáticos del Departamento de Estado”. Para el fiscal, Manning es un “estratega”. Según el periódico británico The Daily Telegraph los fiscales mantienen que Al Qaeda y el propio Osama Ben Laden pudieron hacer uso de ellos. Según la misma fuente, la acusación cree que Manning se compinchó con Julian Assange para conseguir mil documentos por hora, y aprovechó su puesto de analista para enviarlos. El fiscal Joe Morrow añade además que Manning estaba “ávido” de notoriedad. Por su parte, WikiLeaks siempre ha seguido su política de anonimato de las fuentes, y nunca ha confirmado ni negado el origen de los documentos.
Para la actual defensa, el soldado es “joven, ingenuo y bienintencionado”. El abogado David Coombs, especializado en la defensa de miembros del ejército, estima que Manning no se ha repuesto nunca de haber presenciado, en la víspera de Navidad de 2009, cuando tenía 22 años, la explosión de una bomba colocada al borde de una carretera en Irak, que causó la muerte de una persona e hirió a otras cuatro, todas miembros de una familia. Para la defensa, fue entonces cuando comenzó el “dilema interno” de un joven idealista, que quiso revelar “la verdadera naturaleza” de las campañas estadounidenses en Oriente Próximo. Dice el abogado que su cliente, apasionado por la geopolítica, es ante todo un hombre comprometido que defiende sus convicciones y, como todos los estadounidenses que se precien, tiene un sueño: ir a la universidad, trabajar en el servicio público y quizá un día presentarse a una elección.
“En la empresa “antiterrorista” - dice Juan Gelman en un artículo publicado en 2011 en el diario argentino Página 12- el que comete un crimen de guerra la pasa mejor que el que lo denuncia. Hasta lo condecoran “.
(1) Wikileaks es –según la definición de Wikipedia- una asociación con fines no lucrativos cuya página web publica documentos y análisis políticos y sociales. Su razón de ser es procurar audiencia a las fugas informativas, al tiempo que proteger las fuentes. Fundada por Julian Assange –actualmente refugiado desde 2012 en la embajada de Ecuador en Londres para eludir una extradición a Suecia donde oficialmente está acusado de abusos sexuales-, en noviembre de 2010 la web de WikiLeaks afirmaba: «los principios generales en que se apoya nuestro trabajo son la protección de la libertad de expresión y su difusión en los medios de comunicación, la mejora de nuestra historia común y el derecho de todas las personas a hacer historia”.
(2) Artículo publicado el 7 de junio 2013, reproducido en el mensual francés Courrier International. Owen Jones, cronista habitual en el diario británico de izquierda The Independent , ha trabajado en los sindicatos y como investigador parlamentario. En 2011 publicó el libro “Chavs: The Demonization of the Working Class” (La demonización de la clase obrera).
(3) Entre las celebridades se encuentran el director de cine Oliver Stone, los actores Russell Brand, Peter Sarsgaard, Maggie Gyllenhaal y Wallace Shawn, así como varios músicos y periodistas (LibreRed, 6 de junio 2013). Se puede apoyar la petición firmando en http://www.bradleymanning.org/ y http://act.rootsaction.org/p/dia/action/public/?action_KEY=7612
(4) Reproducido en francés en http://www.legrandsoir.info/sept-mythes-sur-bradley-manning-the-nation.html
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