A contracorriente de lo que a diario reiteran desde el plasma los poderes establecidos y repiten en bucle los “editócratas” voceros del cuarto y el quinto poder, Manolo Monereo (*), mucho más humilde pero no menos ambicioso en sus pretensiones, no pretende estar descubriendo las Américas cuando dice que “estamos en un cambio de época para peor” y que “el pasado no volverá” por más que lo añoremos. Lo afirma en el libro de reciente aparición “De la crisis a la revolución democrática”, edición de El Viejo Topo, prólogo de Julio Anguita y epílogo de Miguel Riera, lo que nos proporciona el placer de leer a tres pensadores que han atravesado ya dos siglos, lo que no implica necesariamente la coincidencia pero tampoco impide el elogio sincero.
Descendiente de Lenin, Marx, Gramsci y Manuel Sacristán, materialista dialéctico y también altermundialista, activista siempre desde sus años de estudiante de derecho y políticas en Andalucía (doctorado con una tesis sobre Che Guevara), Manolo Monereo ha recogido en este libro 13 escritos, publicados entre 2008 y 2013 en la revista El Viejo Topo y el digital Rebelión, centrados todos, de una manera u otra, en la grave crisis sistémica del capitalismo y las políticas aplicadas a modo de cura, que no se creen ni ellos, por los gobiernos neoliberales. Crisis que ya en 2008 Monereo definía como “cambio de época” cuando apuntaba que la globalización “no es otra cosa que una respuesta política y de clase que erosiona el Estado-nación y devalúa la democracia y la soberanía popular, y un proyecto para definir el nuevo capitalismo a nivel internacional”.
Desde que el Muro de Berlín “se cayera para ambos lados” (Anguita, prólogo) hasta este fin de fiesta, “fin del mundo feliz de la globalización” de ahora mismo, las crisis se han ido sucediendo y convergiendo hasta llegar a la actual, “quizás la más grave de las más de cien crisis financieras de los últimos veinte años”, según el recuento que hace Susan George que Monereo recoge y define: “Vivimos una triple crisis, de régimen, de Estado y de la política democrática, en un contexto de crisis orgánica del capitalismo español y ante un sufrimiento humano de enormes dimensiones”, lo que nos ha llevado a “un estado de excepción que se está convirtiendo en permanente… en el que se reduce la autonomía del Estado, las políticas económicas responden abiertamente a los intereses del capital y los derechos sindicales, laborales y sociales de los asalariados son cuestionados por las constricciones sistémicas –paro y precariedad- y por las estrategias de gestión puestas en práctica por el gobierno y la patronal”.
Para llegar hasta aquí, el neoliberalismo ha ido trazando concienzudamente el camino, ganando batallas sin perder de vista el objetivo final de la guerra, entre otras la cultural que ha supuesto “la desaparición de una parte importante del imaginario colectivo de las clases trabajadoras” y populares y la implantación del pensamiento único que poco a poco ha ido sustituyendo el deseo “y la factibilidad de una sociedad alternativa al modo de producir, consumir y vivir del capitalismo”.
Las actuales políticas preconizadas por la troika y puestas en práctica por los gobiernos de la eurozona demuestran que para la crisis no hay salida económica, sino política, partiendo de la evidencia de que no solo se trata de una crisis capitalista sino “de la crisis de una entera civilización… cuyo aspecto más relevante es la inaudita acumulación de ‘crisis en la crisis’, es decir, una crisis económico-financiera que abre una crisis geopolítica y en las relaciones internacionales, que profundiza al límite la crisis ecológico-social del planeta y, sobre todo, una crisis del ‘occidentalismo’ como predominio político cultural de la modernidad capitalista euroamericana”, agravada en nuestro caso por la crisis orgánica del capitalismo español (tan peculiar él, montado sobre un ladrillo y una burbuja) potenciado por un bipartidismo, una alternancia en el poder de dos fuerzas centristas (centro-izquierda socialdemócrata, centro-derecha conservadora y ultraconservadora) que no es más que “diferencias entre partidos dominantes siempre resueltas a favor de los poderes fácticos”.
Por eso, será imposible la regeneración democrática sino se produce antes una ruptura del bipartidismo y se construye “una gran fuerza democrática popular que derrote a la derecha, dispute la hegemonía al PSOE y neutralice a la extrema derecha”. Ardua y difícil tarea si consideramos la extremada polarización de esa izquierda que se quiere transformadora pero se niega a abdicar de lo más mínimo; una esperanza con nombre y apellido si, como Manolo Monereo, consideramos los nuevos movimientos sociales, y en especial el 15M, como “la emergencia de un nuevo ‘espacio público’ sobre el terreno y en la lucha democrática”, que refleja “dinámicas sociales y políticas mucho más profundas de lo que parecen”, y ofrece a la izquierda una gran oportunidad para renovarse social y culturalmente: “este movimiento sigue siendo hoy la posibilidad más clara de encontrar una salida democrático-republicana a la presente crisis”.
El debate hoy está entre “los que aceptan como inevitables ajustes e involuciones sociales y políticas y quienes creen que los derechos sociales y las libertades se definen profundizando la democracia como desarrollo del autogobierno… garantizando la soberanía popular y definiendo nuevas reglas que hagan efectivos los derechos sociales y pongan la economía al servicio de las necesidades básicas de las personas. Lo que eso significa aquí y ahora es proceso constituyente y poder ciudadano” y, haciendo honor al título del libro, “una Revolución democrática para una República plebeya”.
(*) Manolo Monereo (Jaén, 63 años) es politólogo, abogado laboralista, miembro de la coordinadora nacional del Frente Cívico-Somos Mayoría, investigador de la Fundación CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales) y ex diputado de IU. Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y Doctor en Ciencias Políticas, fue secretario general del Partido Comunista del Pueblo Andaluz y formó parte de la dirección Federal de IU, de la que, actualmente, es secretario de Formación y Extensión Cultural. Miembro del Consejo de Redacción de Crónica Popular, es autor de dos importantes aportaciones al conocimiento del marxismo en América Latina: “Con su propia cabeza. El socialismo en la obra y la vida del Che”, y “Mariátegui”, un estudio sobre el fundador del Partido Comunista del Perú. Y coautor de “Para que el socialismo tenga futuro”, “Propuestas desde la izquierda”, “Los desafíos de la izquierda transformadora para el próximo siglo Foro Social Mundial/ Porto Alegre 2002”, “Hacia el partido de oposición. Ideas para otro desarrollo”, “Alternativas de izquierda al neoliberalismo”, “Diversidad y desigualdad: Las razones del socialismo”, y “Cuba. Construyendo futuro. Perspectivas del Socialismo hoy”.
De la crisis a la revolución democrática (prólogo de Julio Anguita)
El Viejo Topo
ISBN: 978-84-15216-69-8
180 páginas, 15€
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