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Foto: National Youth Theatre |
El
estreno en Londres de una función que reflexiona sobre la radicalización de los
jóvenes musulmanes británicos, anunciado para el 12 de agosto de 2015, ha sido anulado diez días antes, según los
autores por presiones externas, informa el diario The Guardian y recoge el canal
internacional France 24.
Dos
semanas antes se ha suspendido el estreno de la obra
Homegrown, en la que trabajaban 112 actores de edades comprenidas entre 15 y
25 años, explicando las posibles razones que pueden empujar a los jóvenes
musulmanes británicos a unirse al Estado islámico en Siria. Nadia Latif y Omar
El-Khairy, autores de la obra que estaba producida por el National Youth
Theatre (NYT), aseguran que nadie les avisó de la suspensión: “No nos
advirtieron. Recibimos un correo electrónico el 30 de julio informndonos que se
había anulado el estreno del espectáculo”. El NYT se niega a hablar de censura
y, en un comunicado, explica que el resultado no era suficientemente convincente.
Los
ensayos de Homegrown habían sido objeto de controversia en las úleimas semanas.
En junio, los concejales del barrio de Bethnal Green, preocupados por las
consecuencias que pudiera tener estrenar una función que trata un tema tan
delicado, consiguieron que las representaciones no tuvieran lugar en su
distrito. Poco después, fue la policía quien intervino. Según los autores, un
representante de las fuerzas del orden les pidió el texto, para leerlo, y
sugirió que las representaciones se hicieran con custodia policial.
Nadia
Latif y Omar El-Khairy decidieron montar Homegrown en febrero de 2015, cuando
tres adolescentes londinenses se marcharon
a Siria para unirse a la yihad. Escribieron los diálogosos en una serie
de talleres, en los que invitaron a diversos jóvenes a debatir sobre el Islam
en el reino Unido. La obra transcurría en lso pasillos de una escuela. “El
objetivo del espectáculo era reflexionar de forma inteligente sobre una
cuestión que genera histeria”, lamenta Nadia Latif en las páginas de The Guardian.
“Sin explicaciones, y sin que nadie viera la obra, han preferido silenciarla.
Vivimos en un atmósfera de miedo”. En junio de 2015, el director del NYT
aseguraba al mismo periódico que su compañía no temía abordar cuestiones
sensibles: “Quizá el resultado final cause división de pareceres, pero vale la pena intentarlo porque el teatro
es un medio poderoso cuando se trata de argumentos controvertidos”.
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