jueves, 3 de abril de 2025

“Kayara”, la mensajera del imperio Inca


En tiempos pretéritos, los mensajeros oficiales encargados de trasladar los recados a lo largo y ancho del vasto imperio Inca, conocidos como “Chasquis”,  eran exclusivamente hombres rápidos y  fuertes. Desafiando las estrictas normas de género y la tradición de su sociedad, Kayara, adolescente valiente y atlética  hija de un chasqui,  lucha contra las expectativas impuestas  decidida a ser la primera mujer que entre a formar parte del muy exclusivo mundo de  los chasquis. La niña se enfrenta a numerosos obstáculos para romper barreras, cumplir su sueño y  demostrar que también ella puede ser una mensajera de gran resistencia y velocidad.

En líneas generales este es el argumento “Kayara”, película animada peruano-española  dirigida por César Zelada (“Ainbo”) y el alemán Dirk Hampel, que cuenta la trayectoria de Kayara –un personaje clásico de leyenda-  y las exigencias que presenta el oficio de chasqui, gracias al cual la niña irá descubriendo historias ancestrales de su tierra y de pueblo, y aprovechará oportunidades como defender la Ciudad de Oro de los grandes peligros de la explotación.  Como muchas otras películas que se estrenan en los últimos meses, también la realización de “Kayara” (1)  se vio interrumpida por la pandemia de Covid-19.  Fueron dos años de parón.

Según el realizador Zelada, en Perú se hizo un cuarenta por ciento de la producción y el sesenta restante en Tenerife: “Nosotros procuramos hacer toda la parte inicial en Perú, porque es precisamente la parte que marca el estilo de la película, es su ADN”. En España se llevó a cabo la animación, la iluminación…cosas que, en palabras de Zelada “su pueden hacer en cualquier lugar con buenos artistas (…) Las coproducciones importantes justamente porque necesitamos financiar la película”. Además, coproducir con España tiene el plus de que “la película se vuelve también europea, lo que la hace más atractiva para los distribuidores europeos”.

(1) “Kayara” estará en los cines madrileños a partir del próximo viernes 4 de abril de 2025

 



martes, 1 de abril de 2025

“A nuestros amigos”, un canto general a los amigos que nos acompañan mientras crecemos

“…como una carta de amor a esos momentos en que los amigos, que nos han acompañado durante las primeras etapas de la vida con la fuerza de la juventud y la intensidad arrolladora de los sentimientos, forman el mundo en el que vivimos. Los compañeros de las primeras borracheras, los primeros enfados, las primeras aventuras o los viajes de verano… (caimanediciones.es)

 


El segundo largometraje de Adrián Orr es una coproducción hispano-portuguesa, un documental sobre una juventud madrileña y de barrio que. a diferencia de la mayor parte de los filmes recientes sobre la transición de la adolescencia a la juventud y a pesar de que su repertorio lingüístico deja mucho que desear, quiere llegar a la universidad y cumplir algunos de sus sueños.

 

La película nos invita a sumergirnos en la vida de Sara Toledo a lo largo de cuatro años, en los que compartiremos con ella el tránsito desde su entorno de origen al mundo que poco a poco va descubriendo y que coincide en parte con los años de pandemia.  Sara Toledo es una joven actriz que formó parte de “Future Lovers”, obra escénica de la compañía La Tristura, fundada por el coguionista Celso Giménez junto a Itsaso Arana y Violeta Gil. En el equipo creativo destaca el encomiable trabajo de la montadora Ana Pfaff, nominada al Premio Goya al Mejor Montaje por “Verano 1993” y “Alcarràs”, ambas de la realizadora Carla Simón.

 

 Sara comparte su día a día con Pedro y su grupo de amigos del barrio. A lo largo del verano, mientras termina los exámenes de acceso a la universidad, conoce a Paula y hace nuevos amigos que la introducen en el mundo del teatro. Poco a poco se va alejando de su entorno y de aquellas amistades que pensaba que durarían para siempre. En medio de este torbellino de amor, fiestas y descubrimientos, atrapada entre dos realidades diferentes, deberá decidir quién quiere ser.

 

Tras la multipremiada “Niñato” (Mejor Película en eL Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, BAFICI; Premio del Jurado de la sección Nueva Mirada de Visions du Réel y en las Nuevas Olas del Festival de Sevilla), el cineasta Adrián Orr vuelve a indagar en el paso del tiempo, a tomar el pulso a los barrios populares y a fijar su atención en las relaciones humanas, dando prueba de su capacidad para retratar a los jóvenes.  Presentado en la Seminci de Valladolid y con un guion escrito junto a Celso Giménez (La Tristura) y Samuel M. Delgado (premiado en la Semana Internacional de la Crítica de Festival de Venecia por “Eles transportan a norte”), “A nuestros amigos” (1) es un retrato generacional sobre la amistad y el paso a la edad adulta que captura con gran sensibilidad los momentos cruciales que definen quiénes somos.

 

La película atrapa la intensidad arrolladora de los sentimientos en esa etapa de la vida "cuando quieres cambiar todo y no sabes bien qué es ese todo".  Una visión de una generación marcada por la incertidumbre cercana y libre de juicios, que revela las contradicciones y la autenticidad de un personaje en transformación. Una historia sobre la construcción de la identidad y la búsqueda de nuestro lugar en la sociedad, que explora temas como las aspiraciones, la sexualidad, el trabajo, la diversión, la política y la cultura. Si acaso se echa en falta alguna, por poca que sea, referencia familiar.


(1) “A nuestros amigos” estará en la cartelera madrileña a partir del viernes 4 de abril de 2025.  

 

 

 


lunes, 31 de marzo de 2025

“Vida en pausa” , la enfermedad del exilio

El griego Alexandros Avranas dirige una estremecedora historia sobre el Síndrome de Resignción Infantil, una misteriosa dolencia que afecta a niños refugiados y los deja en coma. Probablemente, una de las mejores películas del año” (Días de Cine, TVE2)

 


¿Qué es el Síndrome de Resignación Infatil? Aunque algunos sea la primera vez que oímos mencionarlo, en Suecia lo conocen desde la década de 2000 y, ante la falta de más precisiones, lo definen como un síndrome misterioso que afecta a los hijos de los refugiados.

Muy dura, impactante, inspirada en hechos reales de casos reconocidos en Suecia, “Vida en pausa” (Quiet Life), es una película del cineasta griego Alexandros Avranas (Mejor director en Venecia por “Miss Violence”, “Love Me Not”), que aborda por primera vez en la ficción el Síndrome de Resignación Infantil al contar la historia de una familia rusa cuya hija cae en coma cuando les niegan la solicitud de asilo en Suecia.

2018. En la esperanza de encontrar una vida mejor, Natalia, Sergei y sus dos hijas se han visto obligados a huir de Rusia. A pesar de todos los esfuerzos para integrarse y parecer una familia modelo, las autoridades rechazan su demanda de asilo lo que provoca que Katja, la pequeña de las niñas, se derrumbe en mitad de la calle y caiga en un coma profundo.

Una drama clínico tratado con una frialdad calculada, que nos invita a reflexionar sobre las heridas abiertas por las políticas estatales al adoptar soluciones para los refugiados políticos.  Transitando desde la distopía administrativa kafkiana hacia la esperanza de una reconciliación con lo humano, “Vida en pauda” es una historia tan perturbadora como universal: “La tragedia íntima y exangüe de los exiliados vista a través del prisma de la hipocresía humanitaria de las democracias europeas” (Xavier Leherpeur).

Interpretada por Chulpan Khnamativa, Grugory Dobrygun, Naomu Lamp, Miroslava Pashutina, Eleni Roussinou, Lisa Loven Kongsli, Johannes Bah Kuhnke y Anna Bjielkenid., al abordar el síndrome de resignación que afecta a los niños víctimas de guerras o de represión polírica, “Vida en pausa” (1)  explica que, en esos casos, el cuerpo infantil decide « dormirse », opta por el coma como última protección para escapar a lo peor (en el caso que nos ocupa el regreso al país del que huyeron). El éxito del guión está en que al mismo tiempo ofrece una visión bastante panorámica de la manera en que son tratados los refugiados por unas autoridades que sospechan siempre de sus últimas intenciones y, sobre todo, en haber colocado la unidad familiar en el centro del debate.

 

La mejor explicación sobre este aspecto lo encontramos en la visita de control que la familia debe pasar al comienzo de la película, durante la cual unos individuos que más parecen robots que otra cosa les enfrentan con las dudas que plantea “convertirles en suecos”, lo que la pequeña de la familia explica muy bien diciendo que quiere llamarse Astrid (la escena del aprendizaje a sonreír pone los pelos de punta). Una auténtica pesadilla administrativa y humana en la que la única muestra de empatía procede de una enfermera llegada de Montenegro. Al tiempo que empiezan a ceder los nervios de los protagonistas ceden también los del espectador; el engranaje jurídico hiela la sangre

 

(1) “Vida en pausa” llegará a las pantallas madrileñas el próximo viernes 4 de abril de 2025.




viernes, 7 de marzo de 2025

“REAS”: hay vida detrás de los barrotes

“Exponiendo los sueños de las protagonistas –más que los problemas–, Reas no se presenta ni como una película realista ni una que intenta regodearse en las tragedias de las protagonistas. Curiosamente amable, hasta optimista, es un ‘documental musical’ que se apoya en los personajes, en las amistades que conforman –eso que suele llamarse sororidad– y también en la resiliencia y la paciencia para aceptar algunas malas noticias”. (Diego Lerer, Micropsia Cine).



 “Reas”, segundo largometraje documental argentino de la directora de teatro Lola Arias (“Mi vida después, “Atlas des  kommunismus”, “Campo minado”
, “Teatro de la guerra”, Premio del Jurado Ecuménico en la Berlinale), es un interesante relato carcelario que ganó el Premio Sebastiane en el Festival de San Sebastián, donde compitió dentro de la Sección Horizontes Latinos; el Alexander de Oro a la mejor película de temática LGTBQ+ en el Festival Internacional de Salónica, el de Mejor largometraje documental en el festival de Uruguay (Atlanticdoc 2024) y diferentes galardones en  el New Fest New York’s, el Festival de Luxemburgo y el Cinelatino. Rencontres de Toulouse.

  

Yoseli tiene un tatuaje de la Torre Eiffel en la espalda y siempre ha querido viajar, pero fue arrestada en el aeropuerto por tráfico de drogas. Nacho es un hombre trans que fue detenido por estafa y fundó una banda de rock en la cárcel. Gentiles o rudos, rubios o afeitados, cis o trans, reclusos de larga duración o recién ingresados: en este musical híbrido, real y fantástico a la vez, todos recrean sus vidas en una prisión de Buenos Aires. Personas que pasaron varios años en la cárcel de Ezeiza reconstruyen sus historias de vida y también sus esperanzas.

 

“Cuando escribía la película y también durante los ensayos, nuestro mayor peligro era el ‘realismo carcelario’. Nuestra película no podía ser una de esas series que estigmatizan a la gente, que convierten la cárcel en un espectáculo de violencia”. Las palabras de la dramaturga, directora teatral y cineasta Lola Arias, publicadas en Página/12 en ocasión del estreno de su segundo largometraje en el último Festival de Berlín, disparan contra un enemigo formal y ético diáfano: los relatos genéricos de dramas tumberos que se han convertido en un género audiovisual contemporáneo.

 

Como en su anterior díptico fílmico-teatral, integrado por la película Teatro de guerra y la obra Campo minado, ambas protagonizadas por veteranos de Malvinas de uno y otro bando, “Reas” y la pieza que la acompaña sobre las tablas, “Los días afuera”, son creaciones independientes aunque complementarias. El mismo reparto de actores no profesionales (o no-actores) -Yoseli Arias, Ignacio Amador Rodriguez, Estefy Harcastle, Carla Canteros, Noelia LaDiosa- sube al escenario y habita la pantalla, En la base de todo está la fascinación de Arias por el “teatro documental”, que parte de seres humanos de carne y hueso.

 

En “Reas” las chicas y algún chico ensayan bailes en el patio de la prisión, cuentan recuerdos vitales del otro lado de los muros y sueñan con viajes al extranjero, cuando el tiempo de la condena sea cosa del pasado.

 

“Reas” comienza cuando Yoseli  ingresa en la cárcel después de ser detenida en al aeropuerto con varios kilos de drogas en la valija. Yoseli comenzará a conocer a sus nuevos vecinos, como Nacho (Ignacio Amador Rodríguez), un hombre trans con quien entabla rápidamente un vínculo cercano, y otras chicas que integran una banda de rock. Rock carcelario, parafraseando la famosa canción de Elvis. Allí también están las guardianas, mujeres rudas que, sin embargo, pueden quebrarse internamente durante alguna confidencia. Lola Arias transforma la cárcel abandonada de  Caseros, donde “Reas” fue filmada en su totalidad, en un auténtico set de filmación que es también escenario.

 

“A fin de cuentas, y más allá de las historias de dolor y violencia que se intuyen o explicitan detrás de las criaturas (cada personaje tiene su momento de revisión del pasado), “Reas” (1)  es catarsis y exorcismo, genuino arte terapéutico”.

El origen de todo el proyecto se remonta a un taller teatral que Arias impartió hace ya unos cuantos años en la cárcel de Ezeiza. Allí fue donde se dio cuenta de lo importante que era la música para las presas y de lo interesante que podría ser hacer un musical al respecto, una obra que mostrara cómo la música se convierte, en un contexto como el de la cárcel, en una herramienta de resiliencia.

(1) Se puede encontrar “Reas” en la cartelera madrileña a partir de este vienes 7 de marzo de 2025.

 

 

 

miércoles, 5 de marzo de 2025

« Grand Tour », Arte con mayúscula en un viaje que es como un sueño

« Miguel Gomes (…) con «Gran Tour» logra esa convergencia de diversas artes que van de la imagen y el sonido, a la fotografía, la música, clásica, contemporánea o popular, la literatura[1], el dibujo, la pintura, la ópera, el teatro de sombras o de marionetas, la reflexión existencial, el homenaje al cine burlesco y mudo y a la historia del cine en sus múltiples referencias e influencias; y todo ello con la magia de su puesta en escena, sus travellings, sus virtuosos movimientos de cámara y fundidos encadenados…” (Julio Feo Zarandieta, Periodistas en español)



 "Para mí, hacer cine es abrir la puerta de mi casa y partir ». Miguel Gomes, portugués  director de “Tabú” (hito del cine de autor de la década de 2010),  de la monumental “Las mil y una noches” (un compendio en tres volúmenes adaptando el clásico de la literatura homónimo) y de “Querido mes de agosto”, regresa al encuentro con los espectadores con “Grand Tour”, Mejor Dirección en el Festival de Cannes 2024 y Mejor Montaje en el Festival de Valladolid ( Seminci), un melodrama lleno de ensoñaciones, una película única que demuestra lo que es posible hacer en el cine y que pone a prueba la imaginación y la emoción del espectador. 

Entre el documental y la ficción, “Grand Tour” es un arrollador poema visual, un fascinante viaje por el sudeste asiático que se convierte de principio a fin en una obra de Arte con mayúscula, un homenaje a la belleza a través de los tiempos. 

Rangún, Birmania, 1917. Edward, funcionario del Imperio Británico, huye de su prometida Molly el día que ésta llega para casarse. Durante el viaje va recibiendo telegramas de la novia, que le sigue y le anuncia su cercanía. El pánico inicial de Edward da paso a la melancolía. Contemplando el vacío de su existencia Edward se pregunta qué habrá sido de Molly... Mientras ella, convencida de que es el hombre de su vida, decidida a casarse y al mismo tiempo divertida por el juego del novio, le sigue la pista a través de Asia en esa especie de  grand tour iniciático que muchos aristócratas británicos realizaban, por diferentes colonias  asiáticas del Imperio, en los años veinte del siglo pasado.

 

En unos países asiáticos soñados, el realizador Miguel Gomes mezcla en « Grand Tour”, su sexto largometraje -una película que inevitablemente nos remite a los orígenes del séptimo arte-, pasado y presente lo mismo que ficción y documental, blanco y negro y color, nostalgia y modernidad, y el resultado es una comedia dramática simple, sincera,  intrigante y misteriosa que recupera una forma narrativa que creíamos perdida para siempre.

Distintas voces en off que se expresan en diferentes lenguas van contando la historia caleidoscópica de los viajes de dos almas solitarias, alternando dos tipos de imágenes: una ficción rodada en estudio en Roma y una especie de diario de viaje filmado por el realizador y su equipo en diferentes países asiáticos -de Birmania a Japón pasando por Shanghai y la jungla tailandesa- a partir de 2020; un viaje  que se vio interrumpido por la pandemia de Covid-19, obligando a Miguel Gomes a dirigir a distancia un rodaje efectuado por un equipo chino, lo que proporciona a esta magnífica película una especie de pátina de “viaje romántico de crisis” en el que tenemos la fortuna de asistir al cumpleaños de un príncipe heredero, la plegaria en un monasterio japonés, las sesiones del teatro de marionetas y sombras chinescas tailandesas, un karaoke chino donde un tipo interpreta “My Way”, un ballet de vapores en el río y motos en la ciudad sobre el fondo del vals de Strauss (el mismo que todos los días de Año Nuevo se escucha en las televisiones de todo el planeta), la compañía de un misionero anglicano que se dirige a colgar los hábitos ante su obispo, así como la de una joven sirvienta vietnamita cuya traza se pierde mientras una gran orquesta interpreta “La mer”, un clásico de la época. 

“Grad Tour (1)” es el relato de un viaje que se parece mucho a un sueño, una película de una belleza impresionante que se parece a una sesión de magia,  interpretada por Gonçalo Waddington y Crista Alfaiate  además de los muchos  birmanos, chinos, tailandeses, vietnamitas y filipinos, que hablan de hombres y mujeres de ayer y de hoy y de -hoy como ayer- las relaciones de siempre entre ricos y pobres. “Hay algo de profundamente maravilloso en esas imágenes que no tienen edad. En esa manera de contar una historia como si llegara a la vez de la noche de los tiempos y de mañana”(cinemateaser.com).

 

(1) “Grand Tour” se puede ver en los cines de Madrid a partir del viernes 7 de marzo de 2025.




martes, 4 de marzo de 2025

“Presence” de Steven Soderberg: de familia con fantasma

« Una historia conceptual que sucede a puerta cerrada (…) en la que nos preguntamos qué es lo que Soderberg quería hacer. ¿Una sátira familiar? Divertida. ¿Un thriller sobrenatural ?. Fallido. ¿Un drama de sumisión química? Se ha quedado un poco corto » (Nouvel Obs)..

 


Tras su paso por los festivales de Toronto y Sitges, “Presence”, la última película de Steven Soderbergh (“Ocean’s Eleven”, “Traffic”, “Erin Brokovich, “Contagion”, “Paranoia””), escrita por el guionista David Koepp  (“Panic Room”) y protagonizada por Lucy Liu (“Kill Bill”, “Los ángeles de Charlie”) y Chris Sullivan(“This is US”, “FGuadianes de la Galaxia, Vol. 2”), es una historia de “casa con fantasma”, una película de terror que se diferencia de las decenas anteriores con temática similar en que en esta casa la luz entra por los ventanales y los personajes no tienen miedo a encender las luces de las distintas habitaciones. Lo que la hace realmente diferente de tantas y tantas mansiones “oscuras” del viejo Hollywood.

 

La familia Payne, el matrimonio que forman Rebekah, Chris y sus dos hijos adolescentes, Tyler y Chloé, se muda a una casa grande y nueva,  en la que la hija advierte una presencia extraña en su habitación. Chloé cree que puede tratarse de Nadia, su íntima amiga recientemente fallecida de una sobredosis, y teme que a ella pueda ocurrirle lo mismo.

 

Contando la historia de una casa embrujada el realizador Soderbergh –quien, al parecer, vive en Los Angeles, en una gran mansión que tiempo atrás fue el escenario de un crimen- se enfrenta a los fantasmas de una típica familia estadounidense cuyos miembros parecen enseguida bastante neuróticos.  La “presencia” que merodea por las amplias habitaciones de la casa, en principio un simple observador, rápidamente da muestras de querer apoyar a la adolescente.

 

Tras lo que parece un thriller “de miedo”, el guion de esta fantasiosa película indaga unos cuantos temas muy reales, como las relaciones familiares, el duelo, la fe, la creencia en lo sobrenatural, el consumo de drogas y la perversión. Es un drama psicológico en el que todo sucede a puerta cerrada y que saca a la luz las neurosis de una familia que gira en torno a una madre ambiciosa, con grandes planes para el futuro de su hijo, al que siempre coloca por delante de la hija ante la pasividad de un padre incapaz de protegerles a todos.

 

Escrito en capítulos separados por planos en negro y casi siempre filmados con gran angular, Sodeberg nos ofrece una narración muy subjetiva desde el punto de vista de “la presencia”, el fantasma, un intruso  que se confunde con el propio realizador –también firma la fotografía—quien no separa la vista del drama que se desarrolla ante sus ojos.

 

El espectador se convierte así en testigo del  suspense de baja intensidad de Soderberg centrado en temas muy actuales. Los efectos especiales de “Presence” se ocupan de los objetos que cambian de lugar, los libros que se cierran, los temblores que sienten los personajes…

 

(1) “Presence” estará en la cartelera madrileña a partir del viernes 7 de marzo de 2025.





lunes, 3 de marzo de 2025

Lee Miller, de modelo de Vogue y musa de Man Ray a fotógrafa de guerra.


“Lee Miller”, biopic sobre la fotógrafa neoyorquina que, como corresponsal de guerra,  nos dejó en herencia algunas de las mejores instantáneas de la Segunda Guerra mundial, es  una interesante película realizada por la hasta ahora directora de fotografía Ellen Kuras (“Los jardines del rey”, “The Betrayal”) con la actriz británica Kate Winslet  (“Titanic”, “Enigma”, “The Reader”, “Omce días de mayo”)como protagonista absoluta –acompañada por Andy Samberg (“Spiderman”, “Nunca solos”), Alexander Skarsgard (“Generation Kill”, “El hombre del norte”, “Melancolía”) y Marion Cotillard (“La vie en rose”, “Inocencia”, “Enemigos públicos”, “El principito”)- inspirada en el libro de su hijo Anthony Penrose (“Las vidas de Lee Miller”, Editorial Blume), que cuenta los años que van desde su integración en el movimiento surrealista hasta el final de la contienda.

Tras abandonar una interesante carrera como modelo de portada en la revista Vogue con artistas como Man Ray (destacado miembro del movimiento surrealista francés), decidió coger una cámara de fotos e iniciar la peligrosa carrera de reportera de guerra, como corresponsal para las ediciones británica y estadounidense de Vogue, relatando lo que ocurría en el frente de los aliados y dando a conocer las atrocidades perpetradas contra los judíos,  por Hitler y sus secuaces , en los campos de la muerte, siendo una de las primeras profesionales que consiguió entrar en  ellos inmediatamente después de que  fueran abandonados por los nazis. 

Poco conocida por el público en general, la película “Lee Miller” permite acercarse a una mujer extraordinaria, una figura fascinante de la historia del arte y del periodismo. Lee Miller, ex modelo de Vogue y musa de Man Ray, fue una de las primeras mujeres fotógrafas de guerra.  Moviéndose junto a los soldados estadounidenses por los distintos frentes europeos, Lee Miller estuvo dispuesta a todo para dar testimonio de los horrores de la Segunda Guerra mundial.  La consagrada actriz Kate Winslet encarna con propie4dad a la mujer asumiendo las huellas del tiempo que pasa, en su figura y en su rostro.

 

La película comienza con Lee Miller en Saint-Malo, en agosto de 1944, siguiendo a las tropas aliadas que avanzan frente a los alemanes desorientados. Los combates causan estragos, las pérdidas son cuantiosas. El miedo se lee en el rostro de Lee, que viste ropa militar. Un flashback nos  devuelve a pocos años antes, en el pueblo de Mougins bañado por la luz del Mediterráneo, donde Lee Miller, bella y sexy, comparte un picnic con un grupo de artistas, entre los que se encuentra Paul Eluard quien, en 1942 y en plena ocupación alemana, escribiría el magnífico poema “Liberté” : …En la salud recobrada/ En el peligro desaparecido/En la esperanza olvidada/Yo escribo tu nombre/Y por el poder de una palabra/ Empiezo de nuevo mi vida/ He nacido para conocerte/ Para nombrarte/ Libertad”. La Alemania nazi estaba al acecho. “Una buena mañana –diría Lee Miller- Europa estaba en guerra”.

Después conocemos a Lee Miller envejecida, bebiendo y fumando con el rostro marcado por la desilusión, recordando cuando la bella modelo partió para librar su propio combate en la guerra. Son casi dos horas de película en las que nos enteramos de la vida aventurera, caótica y feminista de Lee Miller. 

 

Hay una fotografía que podría ser el resumen de su vida. Lee Miller está en la bañera de Hitler. Acaba de llegar de visitar los campos de la muerte, Bunchenwald y Dachau,  donde ha fotografiado sin parar, a pesar de las náuseas, los cadáveres malolientes de ojos vidriosos. Después ha seguido camino hasta el 16 de la Prinzregentenplatz de Munich, el domicilio de Aldolf Hitler, que acaba de suicidarse a seiscientos kilómetros de allí, en un bunker de Berlín, con su amante Eva Braun. Lee Miller quiere bañarse, lavar todo el horror que ha presenciado, quitarse “todo el lodo de Dachau” … El barro de sus botas está manchando la alfombrilla y es David E. Sherman, reportero de la revista Life y compañero de Lee durante la guerra, quien la retrata el 30 de abril de 1945 desnuda en la bañera, en cuyo borde ha colocado un retrato de Hitler con uniforme militar.

 

 “Multitud de detalles en el baño evocan el horror del régimen nazi: la manguera de la ducha recuerda las de las cámaras de gas, la colocación de los muebles cuyos pies forman una cruz gamada…Pero esa fotografía capta también un momento de triunfo personal e histórico. El piso de Hitler está cargado de significados. De hecho, fue en ese lugar donde ideó la ‘solución final’ y vivió sus momentos más privados. Lee Miller invadió la esfera íntima de Hitler con una desenvoltura que desafiaba el recuerdo de su poder. Fue un acto de protesta fuerte, un gesto de desafío denunciando el régimen nazi” (Slate.fr).

 

La fotografía se publicó por primera vez en 1945, en la revista Vogue, acompañando el reportaje de Lee sobre el final de la guerra y  despertando la atención de los lectores por su valiente contenido que simboliza la caída final de Hitler y la victoria de los Aliados. El tiempo ha convertido esa foto no solo en un documento histórico, es también una obra de arte.

 

Lee Miller retrató la barbarie de la época que le tocó vivir. Al regresar del frente se enteró de que el Vogue británico no había publicado las fotos que iba mandando: “La gente necesita ir a mejor”, le resumió la redactora jefe de la revista.

 

La actriz Kate Winslet ha revalidado en “Lee Miller” (1) sus grandes dotes interpretativas consiguiendo meterse en la piel de su personaje, del que dice que “Envejeciendo e interpretándola he llegado a entenderla. Lla gente adoraba a Lee, volvía locos a los hombres. Sin maquillaje y con el pelo revuelto era fiel a sí misma y totalmente irresistible. Es lo que he intentado representar encarnando a esta mujer desorganizada, difícil de seguir y a veces incluso catastrófica, que era ferozmente independiente y que se asumía tal y como era”. Lo que –he leído en alguna crónica- se podía resumir en una de sus frases preferidas: “Yo estaba dotada para el sexo, el alcohol y las fotos”.

 

El actor Alexander Skarsgard que interpreta al pintor, fotógrafo y poeta inglés Roland Penrose, que fue el marido de Lee Miller, confiesa  « La pasión de Kate Winslet  (también productora) por la película era contagiosa. Se notaba que conocía a cada personaje al dedillo, que sentía apego por todos ellos ».

  

Lee Miller abandonó la fotografía de guerra agotada por la depresión y algunos secretos de familia que habían permanecido enterrados.  Al final de su vida, con un vaso de whisky en una mano y un cigarrillo rubio en los labios, escuchamos sus confesiones entre malhumoradas y tristes.

 

Nacida en 1907 en el  Estado de  Nueva York, Elizabeth Millerfue conocida como maniquí, modelo y musa del pintor, fotógrafo y realizador estadounidense naturalizado francés  Man Ray, antes de convertirse en fotógrafa, corresponsal de guerra y finalmente en reconocida cocinera. Su infancia se vio alterada por la agresión sexual que sufrió a los 7 años; el agresor, además, le contagió una  gonorrea. Nunca habló de ese dramático acontecimiento que impactó profundamente en su personalidad, lo mismo que en sus relaciones personales, familiares y profesionales.

 

Desde su infancia, Lee fue constantemente fotografiada. Primero por su padre, que la hacía posar desnuda. Después por los mejores fotógrafos de moda, tras ser descubierta en una calle de Nueva York por el dueño de Vogue, Conde Nast. A los veintidós años viajó a Paris, decidida a aprender fotografía junto a Man Ray, de quien fue alumna, musa y amante.

 

Cuando estalló la Segunda Guerra mundial, Lee vivía en Londres con el artista Roland Penrose y ofreció sus servicios a la edición británica de Vogue y dio sus primeros pasos como reportera gráfica fotografiando el Blitz (la campaña de bombardeos estratégicos alemanes sobre Londres, que duró desde el 7 de septiembre de 1940 hasta el 11 de mayo de 1941, causando 500 muertos y más de 1200 heridos).

 

Acreditada por el ejército de Estados Unidos, pasó al continente donde fotografió el bombardeo de Saint-Malo,  siguiendo después el avance las tropas hacia el este, hasta los campos de concentración de Buchenwald y Dachau donde consiguió algunas de las imágenes más impactantes de los campos de la muerte, que acompañó con artículos escritos en primera persona

 

Su vida fue una auténtica odisea que la llevó desde las páginas de las revistas de moda a los horrores de los campos de la muerte, pasando por las capitales europeas devastadas por la guerra. Lee Miller fue una auténtica pionera, un espíritu libre que se rebeló contra el orden social establecido, tanto en sus relaciones amorosas como en su carrera profesional. 

 

“Al final de la guerra –contaba su hijo, Anthony Penrose, en el funeral de 1977- mi madre ordenó su vida en varias cajas y las subió al granero” de Farleys Farm House, una casa de campo situada en el sudeste de Inglaterra, donde Lee Miller vivió los últimos treinta años de su vida, cocinando para recibir a sus amigos, entre los que se encontraban Pablo Picasso, el pintor y escultor Jean Dubuffet, creador del  Art Brut, o el pintor y grafista británico Richard Hamilton, que se encuentra entre los  iniciadores del Pop-Art. Anthony, también fotógrafo que hoy tiene 77 años, recuerda “una madre poco maternal, que fumaba y cocinaba mucho”.

 

(1) “Lee Miller” puede verse en los cines de Madrid a partir del viernes 7 de marzo de 2025.