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Zaragoza |
El
cuento en tecnicolor y 3D de una abdicación anunciada, forzada, impuesta...
Veo
los canales internacionales de información continua y se me quedan los ojos a
cuadros. Me pregunto dónde puñetas están sus corresponsales, de dónde han
sacado a sus jefes de informativos, de internacional, de actualidad. Ellos y yo
estamos asistiendo a los mismos acontecimientos y es evidente que nos hallamos
en dos galaxias diferentes.
Mientras
el centro de todas las ciudades españoles, y de muchos pueblos donde no se
extiende la sombra alargada del cacique pepero y alcalde -o de la santa madre
iglesia de los monseñores que confunden el culo con las témporas y predican el
amor a dios, la patria y el rey- está a reventar de manifestantes pidiendo un
referéndum y cuajado de banderas tricolores (hermosísimo el morado), los
corresponsales, enviados especiales y expertos varios de las televisiones
“extranjeras” (habría que desterrar esta palabra del castellano, la especie
humana es solo una), están explicando a sus oyentes/espectadores un cuento de
hadas.
Algunos
episodios de nuestro pasado más reciente, que para los españoles son historias
para no dormir (guerra civil, un país partido por la mitad, dictadura, sucesión
metida con calzador, tejerazo…) se
convierten en boca de esos perros guardianes(*) de su democracia y de la
democracia de los demás en logros del monarca que ahora se marcha, sacrificado
en el altar del descalabro electoral de la derecha en la europeas; logros (atouts) que, por lo visto, hereda
también su hijo en el momento de dar un paso adelante y colocarse en la primera
línea de salida, amarrado a una inocente niña para quien las imágenes de las
últimas horas están diseñando un futuro.
Como
muestra valga el ejemplo de la información servida por el canal francés de
información continua 24 horas i-Télé, perteneciente al grupo CanalSat (antes
Canal+). Su corresponsal en España, una chica apellidada Precet que, por cierto
también es corresponsal del canal público francés de información continua
France 24 (ambos canales también comparten la corresponsal en Atenas), dice que
“el rey Juan Carlos es por sí solo el símbolo de la transición democrática
española”. Vale que la periodista sea joven, vale que no estaba –ni aquí, ni
siquiera en el vientre de su madre- cuando nos pusimos a eso de la transición,
vale que estaba aparentemente en directo, pero no vale que no se documente
antes de largar alegremente lo primero que se le ocurre. Después ha insistido
mucho en lo que le han pedido que diga: que Felipe está “preparado”, que
Letizia es guapa y también preparada, que sus hijas son el consuelo de los
monarcas “frente a tantas cosas malas” que les están ocurriendo en los últimos
meses.
Pero
lo que no tiene disculpa es que, horas más tarde, cuando ya había tenido tiempo
de consultar todas las hemerotecas, servicios de documentación y archivos, el
jefe de la sección de internacional del mismo canal, Olivier Ravanello (**),
haya salido a hacer “un análisis” empezando con una frase tan grandilocuente
como falsa: “Es un gran rey el que acaba de abdicar”. A continuación, y sin que
se le moviera un pestaña, ha dicho que ha sido “el rey que ha reconciliado a
España con ella misma”, y luego ha “explicado” que la tarde del 23F, cuando los
golpistas encabezados por un guardia civil y en espera de la llegada de un
general, “autoridad competente”, irrumpieron pistola en mano en una votación en
el Congreso de los Diputados, “el rey se puso inmediatamente al frente de la
situación y dijo a muy claro a esos militares. ‘Yo soy vuestro superior
jerárquico (conocía a esos generales de la academia militar donde estudió),
volved a los cuarteles, vuestro lugar no está en la política”. Y, según este
analista, “a partir de ese momento, agrupó en torno suyo a la clase política,
incluida una parte de la izquierda” (que digo yo que estaría refiriéndose a
Rubalcaba, tan sumiso ayer y tan proclive a la abdicación, ¡qué vergüenza! escupiendo
sobre las tumbas de sus ancestros). Después pasó rápido por la vejez del
monarca, sus enfermedades, sus “debilidades” como la caza de elefantes, la “peoplelización”
de esa gente, los escándalos que más que salpicar anegan ya a la familia real y
una última afirmación: “Eso ha terminado por romper la relación que tenía con
el pueblo, pero todo ello es sin duda epidérmico y se olvidará enseguida”. Y
luego más de las virtudes del hijo. Fin del cuento servido por un
“especialista” internacional.
Contar
el cuento e ignorar lo que pasó en la calle el lunes 2 de junio de 2014 por la
tarde/noche cuando miles de personas y muy mayoritariamente personas jóvenes, e
incluso muy jóvenes, se concentraron en las plazas enarbolando banderas
republicanas, exigiendo un referéndum para que la derecha no vuelva a estafar a
este pueblo tan sufrido, que lo soporta todo, y diciendo basta a los coletazos
de una transición –también muy sufrida- que no acaba de desaparecer, es
manipular la verdad. Y eso es lo que está haciendo una parte significativa de
la prensa internacional.
Lo
dicho, así se escribe la historia.
(*)
Chiens de garde, libro y dos
películas ya, en los que se explica con detalles la labor de “contención y
estimulación” de los errores del sistema que efectúan sistemáticamente algunos
de los periodistas y “comunicadores” más brillantes del panorama francés
(equivalentes galos de los cebrianes, pedrojotas, rojos y otras luminarias del
éter y la letra impresa nacional).
(**)http://www.itele.fr/chroniques/le-monde-en-plus-olivier-ravanello/juan-carlos-labdication-dun-grand-roi-84625
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