La
guerra sucia contra los narcos

Es más que sabido que la zona
fronteriza entre los dos estados americanos es un territorio sin ley, o mejor,
una zona sin derecho. Kate (Emily Blunt), una joven idealista del FBI se enrola
voluntaria en un grupo de élite, encabezado por un agente del gobierno para
perseguir el tráfico de drogas, y dirigido por un enigmático asesor llegado de
Colombia, que resulta ser un antiguo fiscal mexicano, del que se vengaron los
narcos decapitando a su mujer y arrojando a su hija a una cuba de ácido. En su
caso, hablar de venganza resulta obvio en la misión del equipo que pretende
acabar con el cabecilla del cartel de Juarez. Sicario nos confirma lo que ya
era un secreto a voces: contra el narcotráfico, Estados Unidos y México están
aliados en una guerra que también tienen momentos muy sucios –avalados por las
más altas instancias de ambos países- en los que se borra no solo la fronteras
física sino también los delgados límites que existen entre lo legal y lo
clandestino, entre la ética y los medios válidos para conseguir el fin
propuesto. En medio de esta guerra en la que se acepta y ser admite todo, la
joven Kate va evolucionando desde su inicial postura idealista hacia un
inevitable realismo.
En "Sicario" hay
violencia explícita, un ambiente sofocante, persecuciones, operaciones
especiales con equipos de visión nocturna…. Sicario es ante todo un thriller
sobre el fondo de la guerra de los cárteles por el control del narcotráfico en
la frontera, y en el que la protagonista femenina es la única que inspira una
cierta confianza al espectador. Pero es también una honda reflexión sobre los
oscuros “abismos del alma”, simplificando “la condición humana”, y sobre la
génesis de la violencia. Dos horas de tensión ininterrumpida.
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